La tercera Ley del Medicamento es ya una realidad. A falta
de recibir la aprobación del Senado, el colegiado
farmacéutico se muestra conforme con las modificaciones que
el Gobierno ha realizado sobre esta controvertida normativa.
“Restan flecos, pero son cambios razonables respecto al
proyecto inicial que era desproporcionado”, valora el
presidente del Colegio de Farmacéuticos de Ceuta, Antonio
José Ruiz Moya.
La dureza de las sanciones por dispensar sin receta, la
sustitución de medicamentos y la venta por Internet habían
despertado el recelo entre una parte del colectivo de
profesionales de Oficina de Farmacia. El resultado final ha
dejado un margen de consenso en los puntos clave.
La prohibición de venta sin receta se ha transformado en una
opción condicional a la espera de un listado preciso sobre
medicamentos libres de recetario; “nunca es demasiado
estricto, poco práctico para pacientes diabéticos y, además,
ponía en entredicho la profesionalidad de los
farmacéuticos”, apunta Ruiz.
La dispensación de productos por Internet es una obligación
del Tribunal Supremo para toda Oficina de Farmacia. “Lo
importante es no caer en el fraude, pero cuenta con el
beneplácito de los colegiados”, explica.
Multinacionales
Se ha ganado una batalla, pero no la guerra. Las
multinacionales han apretado en un punto importante de la
nueva Ley: la omisión de los precios impresos en los envases
de los medicamentos. “La presión ha sido fuerte, pero es
prioritario que los usuarios sepan cuánto pagan año tras
año”, explica Ruiz. Así, el ahorro en reetiquetado queda
supeditado a la necesidad informativa de las personas.
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