La reforma del santuario se ha desarrollado en tres fases:
estructural, ornamental e inclusión de dos nuevos aseos. El
arquitecto de la Ciudad Autónoma, Javier Arnaiz, explicaba
ayer que la reestructuración “ha afectado a todo el
inmueble”. Tras el incendio, se tuvo que apuntalar las
vigas; picar los paramentos y yeserías porque se separaban
de los muros, y retocar el resto de la decoración.
Las zonas ornamentadas resultaron “las más dañadas”, apuntó
Arnaiz. El trabajo de remodelación en la zona interna ha
incluído labores de albañilería, concretamente
revestimientos de escayola. La parte externa se ha
impermeabilizado y pintado con colores “similares a los de
la mezquita de Sidi Embarek, salvando las diferencias
estéticas”.
Arnaiz, que se denomina “racional” en su espíritu
arquitectónico añadió que la gran novedad del santuario es
el tema higiénico que se ha materializado con dos aseos.
Para la limpieza de los fallecidos, han construido dos
servicios: femenino (parte trasera) y masculino (duchas,
plazas turcas y calentadores).
Seguridad
Para evitar cualquier incidencia, se ha reforzado el sistema
de seguridad del edificio. Así, se han colocado rejas
metálicas en las puertas y ventanas de iluminación.
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