Como cada año, el Lunes Santo será recordado por la multitud
de fieles que acompañó ayer a Nuestro Padre Jesús Cautivo y
Rescatado, el cual salió de la Parroquia de San Ildefonso,
en la Barriada de Príncipe Alfonso, a las 18’00 horas. Allí,
miles de fieles se congregaban para ver salir al Señor de
Ceuta, que otro año más iba sobre un monte de lirios
morados.
Portando el Cristo, iban doce portadores, algunos de ellos
antigüos costaleros de la Cofradía. Los costaleros que sacan
al Cristo el Jueves Santo, ayer se dedicaron a rodear al
Cristo para hacerle paso de entre la multitud y para poner
la patas al paso a la salida de este de la Capilla.
Nada más salir, una señora cantó la primera saeta de la
tarde, que hacía alusión a la libertad del preso que más
tarde acontecería en el Centro Penitenciario de Los Rosales.
Una de las imágenes más bonitas que se pudieron ver en la
tarde de ayer, fue precisamente en el llamado “Puente del
Quemadero”, donde se ve al Señor de Ceuta, seguido en su
camino por miles de fieles, aproximadamente cinco mil.
Algunas de ellas hacían acto de penitencia y otras
simplemente optaron por acompañarle hasta su Casa Hermandad.
Ya pasado el “Puente del Quemadero”, el Medinaceli fue
camino hacia el Centro Penitenciario de Los Rosales, donde
llegó aproximadamente a las 19’20 horas. Allí, como es
tradicional, se procedió a la liberación de un interno. Este
año le tocó el turno a Teresa J.M., de treinta y cinco años
de edad y natural de Ceuta. Teresa es madre de dos niñas,
una de ellas de dieciocho años y la otra menor. De los nueve
años que debía cumplir de condena, el Señor de Ceuta hizo
que sólamente cumpliera seis. Teresa prefirió acompañar al
Medinaceli con una capucha y sin hacer declaraciones. Al ser
liberada, entregó un ramo de lirios morados al Cristo y se
sumó al cortejo.
En la entrada de la cárcel, la tonadillera ceutí Loli
Álvarez, conocida artísticamente como “Lola del Monte”
dedicó una saeta al Señor de Ceuta, esta acababa de la
siguiente manera: “abre la puerta carcelero, que Jesús
llamando está y la presa ya ha salido y le ha dado libertad
para que nunca vuelva a entrar”. Al concluir esta, los que
pudieron acceder a la entrada de la cárcel reconocieron el
bonito detalle de hacer alusión a la libertad de Teresa y le
dedicaron un fuerte aplauso.
Una vez fuera de la cárcel, el Medinaceli siguió su camino
hacia su Casa de Hermandad. Por el camino, a la altura de
Hadú, se iba sumando más gente al cortejo. Cuando el Cristo
bajaba por la Avenida de Otero, había ya mucha gente
esperándole a la puerta de su Casa de Hermandad, donde
algunos fieles le cantaron unas saetas desde el balcón.
En definitiva, el tradicional traslado de el Medinaceli
trancurrió con total normalidad. Velando por la seguridad
había alrededor de doscientos efectivos policiales, a los
que hay que sumar veinte personas de la Brigada de Seguridad
Ciudadana y algunos vecinos del Príncipe Alfonso, además de
un helicóptero.
Cabe destacar la imagen del Presidente de la ciudad
agradeciendo la colaboración a la Brigada de Seguridad
Ciudadana.
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