El gobierno de la Ciudad Autónoma
de Ceuta se ha comrpometido durante los próximos tres años a
participar económicamente con una partida idéntica para cada
una de las confesiones religiosas de la ciudad, al objeto de
que el montante que les corresponda a éstas sea destinado a
mejorar y condervar el patrimonio cultural que representan
los santos lugares de culto que existen en Ceuta.
Cristianos, musulmanes, hebreos e hindúes podrán, de este
modo, hacer frente a las distintas reparaciones necesarias
que se han de realizar en templos tan significativos como la
propia Catedral de Ceuta, la mezquita de Mulay El Mehdi, la
Sinagoga, o la culminación del templo hindú.
Un gesto del gobierno autónomo que encierra una gran dosis
de respeto hacia las confesiones que conviven en la Ciudad y
agradecimiento porque el clima de tolerancia y de apoyo
entre los unos y los otros sea único, ejemplar y motivo de
orgullo para el resto del país.
En plena celebración cristiana de Semana Santa, donde la
normalidad y la colaboración han reinado en el traslado del
cristo de Medinaceli hacia su Casa de Hermandad desde donde
partirá el próximo jueves en Salida Penitencial, con unos
actos -las procesiones- cargadas de cultura y de
“arqueología cofrade” muy atractivas para el turismo, los
musulmanes ceutíes celebran hoy -al mismo tiempo y de manera
coincidente- el aniversario del nacimiento de Siedna
Mohammad, el Profesta.
Una coincidencia en fechas que determina perfectamente la
idiosincrasia de Ceuta. Iglesias y Mezquitas... cristianos y
musulmanes comparten celebraciones religiosas con una gran
carga de fe demostrando que en sólo 19 kilómetros cuadrados
se puede compartir en paz, con respeto y una altísima dosis
de tolerancia, hechos diferenciales en un contexto
religioso-cultural. Todo un ejemplo.
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