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El Medinaceli saldrá de su templo,
la iglesia de San Ildefonso, ubicada en la barriada de
Príncipe Alfonso, a media tarde de hoy.
Un Lunes Santo en el que muchos en la propia barriada
-mayoritariamente musulmana- colaboran para que la
normalidad sea la nota predominante de una jornada en la
policía también ha tomado sus medidas como para que el
tradicional traslado del llamado Señor de Ceuta se
desarrolle sin ningún lamentable incidente que recuerde
momentos afortunadamente pasados.
Miles de ceutíes se van a dar cita en la populosa barriada
para cumplir con la devoción que se le profesa a una de las
imágenes más carismáticas de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
No dudamos, en ningún momento, del respeto que envolverá el
concreto acto de la salida del templo y la marcha de la
santa y venerada imagen por las diferentes calles de la
ciudad.
Sabemos del interés manifiesto de los líderes religiosos
musulmanes y del propio barrio con que el respeto prevalezca
hacia la cultura cristiana, del mismo modo en que así se
hace con las creencias, tradiciones y arraigo de la
musulmana, hebrea o hindú. Es la peculiaridad de Ceuta.
Un homenaje a la tolerancia y al respeto debe ser vivido
esta tarde como firme muestra de un sentir absolutamente
mayoritario de la sociedad que se enorgullece del
enriquecimiento que provoca la diversidad cultural y de
creencias.
Aún a sabiendas de que, como en todo colectivo, siempre
habrá alguien que pueda ‘meter la pata’ por llevar esa
negativa condición de irresponsabilidad y falta de valores
sociales, es de esperar que la mayoría sepa aislar a
aquellos que no puedan controlar el ímpetu demoníaco que
pueda traducirse de su irracional acción contra el respeto y
la tolerancia. Es de esperar.
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OPINIÓN / EDITORIAL
