Si hay algo que me hace reír con
ganas es, sin duda alguna, la forma de vivir de los nuevos
ricos que no son más que catetos con boinas hasta las cejas
pero, eso sí, con un montón de euros en el banco, al que
acuden cada día para escuchar al director, llamarles don
fulano o don mengano, que el don para estos patéticos
personajillos de medio pelo no puede faltar delante de su
nombre, cuando de todos es sabido que el único que tiene don
es el don del algodón.
Algunos de estos catetos con boinas y el aro del cubo
marcados en el trasero, cuando llegan a sus empresas, les
gusta llamar, uno a uno, a sus empleados, sólo por el placer
de escucharles decir ¿ qué desea usted don...?. Para mearse
y no echar una gota.
Aquellos celebres señoritos andaluces, con la llegada de
estos nuevos ricos, catetos con boinas hasta las cejas, han
ido desapareciendo y reduciendo sus círculo de amistades
evitando, con ello, que esta nueva fauna de nuevos ricos
pueda entrar a formar parte de esas escogidas amistades.
Las diferencias, entre unos y otros son abismales, Mientras
el señorito andaluz de toda la vida goza de una gran
preparación cultural que les viene desde que llegan a este
mundo, porque el señor nace no se hace. Lo otros, los nuevos
ricos actuales, catetos con boinas hasta los ojos, destacan
sólo por el dinero que tienen y con el cual creen poder
comprarlo todo. El dinero vale para muchas cosas, eso es
indudable, pero no vale para comprar la cultura y el saber.
La capacidad intelectual, de estos nuevos ricos, está bajo
mínimos, con un coeficiente que, en escasos personajillos,
rebasan el 0,1. Y eso haciéndoles un gran favor.
Mientras el señorito andaluz, nace rico de cuna y todos
saben de donde le viene su fortuna. Los nuevos ricos no
nacen millonarios y todos dudamos, aunque hagamos nuestros
cálculos de donde le pueden venir esas fortunas que tienen,
en estos momentos, y como todo quisqui somos unas jartá de
mal pensando, llegamos a la conclusión que la tienen,
después de haber pasado por donde han pasado porque, antes
de pasar por donde han pasado por deber, algunos de ellos,
deberían hasta de callarse.
Como una muestra de todo cuanto estámos diciendo, vamos a
poner, a Roca, ese que ha amasado una enorme fortuna en
Marbella y que contemplando, usted, algunas de sus
propiedades, puede ver con facilidad a un nuevo rico, cateto
con boina hasta los ojos, que ha llevado a cabo la horterada
de colocar un Miró en el cuarto de baño. Indiscutiblemente,
la capacidad intelectual de este nuevo rido queda,
perfectamente, reflejada en la colocación de ese cuadro del
genial pintor en el cuarto de bañó. Oiga, amigo guardia,
para usted y para mi, sabrá éste personaje, quién Miró en el
mundo de la cultura.
Toda esa fauna de nuevos ricos, no han tenido un momento de
lucidez y pensar en adquirir algo de cultura para no hacer
el ridículo que, algunos de ellos, cometen cuando están en
una reunión y deciden abrir sus boquitas para decir
barbaridades, que dejan al descubierto sus incultura.
Y si, por una de esas casualidades de la vida, usted se
encuentra en alguna de esas reuniones, a las que haya sido
invitado por cualquier motivo que esa fauna decide festejar
y no puede negarse a asistir, le rogamos encarecidamente,
nose meta en conversaciones de profundidad porque, entre
otras cosas, estará usted mal visto. Y ni le cuento, amigo
del alma, si le da a usted por meterse en política, no la de
todos estos que les gusta llamarse “nosotros los políticos”,
que son más nulos que el de una muñeca, sino en política de
la verdad, del alcance internacional y las repercusiones que
pueda tener, la amistad o la enemistad, con determinado
países para España. Mejor que coja la puerta y se vaya,
antes de que alguien al hablar de Alemania, le suerte que
Merkel, la presidenta de los alemanes, es una marca de
lavadoras.
Recuerdo que en cierta ocasión tuve la mala fortuna, por
tener que cubrir una información, de asistir a una cena en
la que los organizadores no tuvieron mejor idea, que la de
sentarme en una mesa de la que formaban parte tres
políticos, pertenecientes a esa fauna de “nosotros los
políticos” y que, indiscutiblemente, pertenecían a esos
nuevos ricos, catetos con boinas hasta los ojos.
Como no podía ser de otra forma, empezaron a hablar de
política y de que todos los grandes políticos eran gentes de
dinero. Intervine para comentar que, algunos de los grandes
políticos que había dado el mundo, venían de clase no
adinerada y les puse de ejemplo a Disraeli.
A lo que uno de ellos, mientras ebozaba una sonrisa de
suficiencia, mirando a los otros, me respondió, que los
mejores políticos que había dado la historia no eran de
Israel, sino de Inglaterra.
Sentí vergüenza ajena y no acerté a comprender, lo mismo que
en estos momentos, cómo politiquillos de medio pelo, pueden
ser mis representantes y los representates de mi pueblo.
Al final, me dijo no olvides lo que te he dicho.
No lo olvidaré, cateto con...
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