A media mañana, el café de la plazoleta cercana al Zoco está
concurrido. Hombres que beben té y comen dulces morunos,
niños que juegan a los cromos, vendedoras ambulantes de
fruta y verdura, y algún miembro del equipo de seguridad de
la barriada. Es el Príncipe, el barrio que acaba de ser
testigo del asesinato del activista de Izquierda Unida,
Mustafa Ahmed Mohamed, y la plaza es el lugar donde recibió
el disparo de un menor que no pudo soportar una reprimenda.
A razón de muerto por año, los vecinos aseguran no sentirse
seguros del todo. Tampoco les ayuda a conciliar el sueño la
quema habitual de contenedores ni “la ausencia policial en
la barriada”.
Laarbi Mohamed, presidente de la asociación vecinal, tiene
claro que la solución reside, por un lado, en las
instalación de una comisaría permanente y en aumentar la
presencia de patrullas de la Policía en la zona, que eviten
los actos delictivos; y entre ellos, el vandalismo juvenil
que hace que el Príncipe encabece las páginas de sucesos
locales de forma bastante habitual. La reciente muerte de
Ahmed ha vuelto a poner de manifiesto la presencia de armas
en la barriada; su origen es incierto: Península, ex
militares,... La Policía decomisaba hace unos días dos
pistolas, un revólver, una automática, un subfusil (que
aparentemente podría proceder de la Europa del este) y una
escopeta de cañón recortado. El arma que acabó con la vida
del miembro de IU todavía no se ha encontrado aunque el
departamento de balística sigue investigando su relación con
otras cuyos casquillos ya se han encontrado en las aceras
del Príncipe.
Unos acerados inexistentes en muchas de las calles y
callejuelas del barrio. Algunas travesías no llegan a los
ochenta centímetros de ancho y ni siquiera pueden
considerarse calles. No falta quien propone hacer de la
barriada el ‘Chaouen de Ceuta’, y atraer a los turistas a la
zona más exótica de la ciudad. A cada lado de los pasadizos
crecen las viviendas de los vecinos del Príncipe. Y aquí
reside otro de los problemas que, a juicio de Laarbi Mohamed,
“ahoga” a los residentes de la barriada. Muchos de ellos
arrastran multas que pueden superar los 10.000 euros por la
reforma y construcción ilegal de los edificios. Mohamed
indica que los vecinos son conscientes de las
irregularidades pero que tampoco están dispuestos a vivir en
casas mínimas, viejas o con deficiencias.
Por eso el Príncipe casi parece un puzzle: el muro de una
parcela linda con el siguiente formando figuras geométricas
a veces imposibles. Mohamed añade que el pago de las
sanciones no les garantiza que la vivienda sea suya; “es una
inversión que no sabes si te va a servir para algo, si la
casa al final va a ser tuya o no”, comenta el representante
vecinal. Él mismo tiene una deuda con la administración
local y central, a causa de la ampliación de su vivienda; “y
como yo, la mayoría de los vecinos”. Por eso, demanda que
tanto Delegación de Gobierno como la Ciudad Autónoma se
pongan manos a la obra para elaborar un plan urbanístico
completo que determine qué casas ‘valen’ y cuáles no. Eso
acabaría con “la incertidumbre” con la que conviven los
moradores de este antiguo barrio de tradición militar en la
que se vive “una situación próxima al hacinamiento”. Laarbi
es descendiente de un miembro del ejército español, algo que
comento con la mirada algo triste y reprobadora.
El representante vecinal considera que el Príncipe necesita
más reformas. La reestructuración del tráfico, la mejora de
los viales de acceso a la barriada y el ensanchamiento de
algunas calles es “urgente”. Lo mismo piensa Mustafa Amar,
miembro de Izquierda Unida y paseante habitual de la
barriada que recorría hace unos días parte del trayecto que
hizo Mustafa Ahmed antes de caer al suelo inconsciente cerca
de una de las plazas principales de la barriada. Lo hizo a
través de las callejuelas angostas del centro. Hace un par
de días, el Consejo de Gobierno decidía concederle una
mención especial del Premio Ciudadano, por su dedicación al
Príncipe, sobre todos a los jóvenes de la barriada consorte
de la Ciudad Autónoma.
La mayoría de los niños está de vacaciones. En la plaza de
la farmacia algunos de ellos hacen carreras con las
bicicletas o juegan ‘a la goma’. El hecho de que un menor
acabara con la vida del integrante de Izquierda Unida ha
reabierto el debate sobre la situación de los jóvenes de la
barriada. A juicio de Laarbi Mohamed hacen falta más zonas
de recreo para los más pequeños. La Ciudad Autónoma ya ha
previsto la construcción de dos parques infantiles en
Príncipe Alfonso y Felipe a lo largo del año, dentro de las
actuaciones del Plan de Dotaciones. Además, en materia de
juventud ya se ha puesto en marcha el Plan Integral a cuatro
años. La asociación Jóvenes en Acción quiere incluir en el
texto actuaciones concretas para la zona: nuevos espacios
deportivos, ciberespacios (subvencionados con dinero
público), una biblioteca o una ludoteca. Además, Karim
Mohamed insta a las asociaciones juveniles y a entidades
públicas y privadas a “involucrarse en actividades para los
chavales de la barriada”. También cuestionan la creación de
un Plan de Empleo Joven, que incida en la población “en
riesgo de exclusión”. La formación entre los jóvenes del
Príncipe acaba pronto ya que son pocos los que continúan el
bachillerato y los estudios universitarios. A este hecho hay
que sumarle “el alto índice de paro” que detectan la
asociación vecinal y partidos políticos de la ciudad. La
cualificación laboral también necesita un empujón.
Bolsas de trabajo insertas en los talleres que se imparten
en el polifuncional, incrementar el número de becas o la
implicación de la empresas privadas son soluciones
propuestas por vecinos, partidos, asociaciones y los propios
chicos y chicas de la zona.
Más y mejor
Laarbi Mohamed aprecia “las mejoras” que ha sufrido el
Príncipe en los últimos ocho años: la obra de Arcos
Quebrados, pistas deportivas, el aparcamiento para cerca de
80 vehículos, la mejora en algunos viales, la edificación
del polifuncional. Pero quedan por ponerse en marcha
“reivindicaciones históricas” como la ampliación y reforma
del sistema de alumbrado, ya que el veinte por ciento de la
barriada no tiene luz. Desde Fomento se ha previsto la
ejecución del programa AMAB (Ampliación y Mejora del
Alumbrado en las Barriadas) que dotará a Príncipe Alfonso y
Felipe con 55.000 euros para tal fin. Además de la luz,
faltan trabajadores sociales, la ubicación de un puesto de
socorro en el barrio y la ampliación de las líneas de
autobuses.
“Aunque ahora igual no es buen momento”, comentan los
vecinos, después de que la empresa de transportes de Ceuta
(una concesión de la Ciudad Autónoma a ‘Hadu-Almadraba’)
haya restringido los trayectos hasta las seis de la tarde.
Laarbi indica que, por un lado, “se solidarizan con los
trabajadores” que no tienen por qué aguantar que les
apedreen, pero indica que esto sólo contribuye a “aislar un
poco más a la barriada” y a “castigar” a 12.000 vecinos por
“unos pocos”.
¿Un anexo de la ciudad?
Se ha rumoreado incluso que los vecinos del Príncipe
preferirían ser un anexo de Ceuta que un barrio al uso como
los demás. Una pedanía, como en los ayuntamientos
peninsulares. De momento, la Ciudad Autónoma ha puesto las
cartas sobre la mesa y ha dicho que el Príncipe no está
abandonado por las instituciones. Más de 15 millones de
euros de inversión en 5 años. “Las barriadas son prioridad
para el Gobierno”, asegura el Ejecutivo, “todas tienen la
misma importancia”.
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