El próximo 22 de mayo, Ceuta perderá la posibilidad de
importar azúcar de cuota C, la que tiene un precio más
competitivo, ya que supone en la actualidad un excedente
comunitario. Ya en junio de 2005 se perdieron igualmente las
restituciones a la exportación de productos lácteos, otra de
las ventajas que la Ciudad tenía al amparo de las reglas de
origen. Da la casualidad de que las dos únicas empresas
ubicadas en la ciudad y gestionadas bajo estas normas son
una empresa láctea, ‘Alice’, y una alimentaria, ‘Ceutalimenta’,
que trabaja con bases de azúcar y otros complementos, con
destino a la industria del cacao, pasteleras, chocolate o
zumos.
De esta forma, las únicas empresas que trabajan en Ceuta
acogidas a un modelo que se pretende fomentar, por suponer
un filón para el definitivo asentamiento industrial de la
ciudad, han ido perdiendo ventajas paulatinamente, sin que
nadie haya hecho nada por evitarlo. “Demandamos
coordinación, comunicación y un apoyo firme de las
administraciones a las reglas de origen, tal y como se está
haciendo en otras regiones, como por ejemplo Canarias”,
explica Luca Ghetti, gerente de la empresa Alice en Ceuta.
El veto para comprar azúcar de cuota C dentro de la Unión
Europea (sí se podría adquirir en países no comunitarios con
acuerdos preferenciales, como Croacia o Sudáfrica) no ha
sido aplicado en regiones como Canarias, la isla de Madeira
o las colonias francesas de ultramar, lugares que tienen las
mismas razones que Ceuta para conservar sus privilegios y
además mejores defensores de sus intereses.
Las industrias que fabrican al amparo de las reglas de
origen generan actualmente en Ceuta más de 70 puestos de
trabajo directos y más de 50 indirectos, a pesar de estar
trabajando por debajo del 30% de su rendimiento. La
principal ventaja de estas empresas reside en una cierta
autonomía respecto a los clásicos condicionantes del
desarrollo económico ceutí: no dependen del comercio con
Marruecos, ni del Turismo, ni del comercio tradicional. Una
gran parte de la producción se destina a la exportación, por
lo que revierte en beneficios para la Ciudad, y cuenta con
un potencial enorme en cuanto al ‘efecto llamada’ para el
desarrollo industrial de Ceuta, al presentar unas ventajas
fiscales inmejorables. Además, un alto porcentaje del
tráfico portuario de contenedores (en torno al 25% si
restamos los derivados petrolíferos) procede de las
transacciones de este tipo de empresas.
Las reglas de origen permiten exportar productos sin cupos
ni aranceles, además de ofrecer beneficios fiscales a la
transformación, pero también acarrean una serie de problemas
e incertidumbres que hacen necesario el concurso de los
poderes públicos para salvaguardar el status adquirido y
servir de interlocutor entre los empresarios y Bruselas. La
aplicación de estas normas deja poco lugar a la
especulación, ya que su control es muy rígido por parte de
la Unión Europea y el Gobierno nacional. Además, los cambios
en la normativa relativos al régimen de algunos productos,
exigen un seguimiento celoso y una planificación preventiva.
Todas estas cuestiones están suponiendo un obstáculo al
desarrollo de este tipo de industria en Ceuta, motivado,
entre otras cosas, por el desconocimiento general de Ceuta
como plaza industrial y por la falta de antecedentes en la
aplicación de la normativa.
Por este motivo las empresas, con el soporte de la
Confederación de Empresarios y la Cámara de Comercio, han
demandado el apoyo de las instituciones para que apuesten
decididamente por esta industria, favoreciendo la creación
de un tejido compacto y estable, mediante la defensa de los
intereses de Ceuta en los foros adecuados y la coordinación
de esfuerzos.
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