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El Gobierno ha anunciado que antes
de que finalice el año, Ceuta contará con una conexión, por
cable submarino, mediante fibra óptica con La Línea de la
Concepción por el cual mejorarán ostensiblemente las
comunicaciones en la Ciudad Autónoma.
O lo que es lo mismo, dejará de penetrar en nuestros móviles
la dichosa cobertura de Marruecos, habrá mejor y más rapidez
en las conexiones por internet y, en general, las
telecomunicaciones contarán con un nivel de servicio en
Ceuta acorde a la era en la que nos movemos, que no es otra
que la de la comunicación.
El cable de fibra óptica recorrerá todo el fondo marino,
acoplándose a su orografía y sinuosidad hasta salir por la
playa de Benítez, habrá debido salvar entonces más de 45
kilómetros de distancia teniendo en cuenta que debe
superarse una fosa marina en mitad del Estrecho de más de
1.500 metros.
Un esfuerzo inversor para dotar de mejores servicios a la
Ciudad Autónoma de Ceuta y que la situarán al nivel
necesario para dar respuesta a las exigencias de los
usuarios de la telecomunicaciones en general.
Telefonía, internet, televisión… Los 300.000 euros del
proyecto, con los que el Estado apuesta por dotar de mayor
servicio telecomunicativo a Ceuta, son –sin duda- de
agradecer. Pero si por la situación geográfica, la Ciudad
Autónoma se estaba convirtiendo en una isla desde la que no
podía dar la respuesta moderna a las necesidades de los
actuales servicios y ya se han dado los definitivos pasos
para solucionarlo, el servicio que se presta de cobertura
eléctrica no es el suficiente para las verdaderas
necesidades del desarrollo, a corto plazo, de la ciudad.
Ceuta es una isla energética que, por como está concebido su
sistema de producción eléctrico, no puede dar abasto y/o se
encuentra al límite de su capacidad, lo que es un verdadero
problema para el desarrollo, incluso económico de la Ciudad
Autónoma como región.
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OPINIÓN / EDITORIAL
