Las elecciones a la presidencia de la Cámara de Comercio,
Industria y Navegación se han convertido en un barrizal de
intereses que amenazan con desprestigiar y desestabilizar
peligrosamente a la institución. Lo que parecía un sencillo
proceso electoral para renovar los 22 miembros del Pleno ha
vuelto a convertirse en una pesadilla democrática en el que
la Junta Electoral, presunto árbitro imparcial, ha asumido
un papel protagonista aplazando, anulando y decantándose
hacia uno de los dos contendientes, Ramesh Chandiramani, en
detrimento del otro, Luis Moreno, al que llegó a acusar de
ser el responsable del aplazamiento de los comicios,
decidido, de oficio, por la propia Junta Electoral,
presidida por Juan José Rosales, representante de la
Dirección General Comercio. La primera pregunta que es
necesario hacerse en el escenario del crimen es quien sale
ganando. El aplazamiento, en el último momento, de las
votaciones previstas en la Cámara de Comercio para el pasado
jueves, es un balón de oxígeno para el aspirante con las
estimaciones del voto por correo en la mano. Según los
cálculos de Moreno (conocidos por Chandiramani y vox populi
entre el empresariado ceutí) la proporción era de tres a uno
en el voto postal sobre más de cuatrocientos votos, lo que
haría innecesaria la votación y el actual presidente
renovaría su cargo en el tan disputado sillón presidencial
de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de la
Ciudad Autónoma de Ceuta. La primera pregunta ya tiene, por
tanto, respuesta. Ya es más que evidente: algo se mueve a
los pies de la Cámara de Comercio dispuesto a tomar el
control de la órgano cameral, y parece ser que por los
medios que sea. Lo cual es lógico y legítimo. Lo que no
suena tan legítimo es que sea la Junta Electoral quien
decante el proceso hacia un lado u otro, aplazando,
prorrogando y alargando hasta lo surreal un proceso
electoral que ha quedado en entredicho. El último regate de
la Junta Electoral llegó ayer, por sorpresa, cuando en una
dudosa interpretación del reglamento invalidó el voto por
correo, “Porque, ahora con una nueva fecha, ese voto ya no
vale. Rocambolesco. Y, como mínimo, inquietante.
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