La violencia es una semilla que arraiga con extrema
facilidad, ya sea un jardín o un erial. Las carencias
económicas y educativas, el desempleo, la marginalidad de la
periferia de la sociedad van creando el hábitat perfecto
para que florezca la violencia. La Barriada del Príncipe
Alfonso es un zarzal de problemas sin resolver -sociales,
económicos, urbanísticos, dotacionales, educativos...- que
amenaza con saltar los muros e invadir los jardines del
centro. Quizá es momento de plantearse medidas que devuelvan
la dignidad al barrio y la seguridad a sus vecinos,
inocentes condenados a vivir en alerta, ignorados por unos y
amenazados por otros.
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