Álvaro Siza resolvió las dudas sobre su proyecto en Ceuta
antes de pisar tierra. El arquitecto portugués pudo
comprobar desde el helicóptero que su proyecto avanza según
las últimas estimaciones previstas y, lo más importante para
Siza, que su trabajo encaja en el paisaje urbanístico de
Ceuta. Y en este caso, a vista de pájaro, Siza no tuvo más
dudas, su Manzana del Revellín se funde con la ciudad.
Su proyecto, de volúmenes en movimiento y líneas puras que
caracterizan su obra, destacarán con fuerza en el Paseo del
Revellín, como pudo comprobar el arquitecto portugués
responsable de la conocida como Manzana del Revellín.
Siza llegó ayer a la Ciudad Autónoma en lo que calificó de
“visita de rutina” para supervisar las obras del centro de
ocio y consumo de la Manzana del Revellín. “Todo sigue su
camino y los problemas están resueltos”, resumió el de
Matosinhos que fue recibido en el Palacio de la Asamblea por
el presidente de la Ciudad Juan Jesús Vivas.
Esta puede que sea la última visita del arquitecto - “la
edad pesa y el avión puede caer”, ironizó el portugués con
su acostumbrada parsimonia- antes de la inauguración del
edificio que calcula Siza, “cumplirá los plazos” previstos.
El hormigón del basamento pronto empezará a ser revestido
con las placas de piedra y madera con lo que podrá
vislumbrarse el edificio que comienza a tomar forma para los
ciudadanos que hasta ahora sólo veían una enorme masa de
hormigón. “Hay que ver la obra acabada”, reconoció Siza que
se confesaba satisfecho al ver que la obra entra en su recta
final.
Una sola estructura y cinco edificios. Uno será el
auditorio, dos tendrán uso docente como conservatorio y el
resto será finalmente de uso comercial. Ocho mil metros
cuadrados de los que casi tres mil serán para el auditorio.
El edificio tendrá un altura de más de treinta metros (siete
plantas), lo que hacen de la Manzana del Revellín la
construcción más alta de la ciudad.
La sencillez de líneas arquitectónicas es la seña de
identidad de Álvaro Siza que en Ceuta volverá a utilizar sus
materiales favoritos, la piedra, el granito y el mármol
(ámbar y blanco)
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El arquitecto que quería ser escultor
“Me falta un Moneo”, aseguran las
malas lenguas que dijo una vez la alcaldesa de Valencia,
Rita Barberá. Todas las ciudades que se precien quieren
tener su colección de arquitectos, una nueva tendencia
urbanística que inauguró Bilbao con Frank Ghery y que es ya
una forma de hacer política. Ceuta no quiso ser menos y le
encargó al arquitecto portugués Álvaro Siza, que diese forma
y forma al tortuoso proyecto de la Manzana del Revellín.
Siza nació en Matosinhos, puerto pesquero próximo a Oporto.
Quiso ser escultor, pero se matriculó en arquitectura por
obligación paterna y por el impacto de la obra de Gaudí tras
una visita a Barcelona. Escultura y música marcan su obra,
pues Siza dice concebir sus edificios como “poesías
musicales”. Ganó el Pritzker en 1992 en reconocimiento a una
brillante carrera en la que destacan la la Boa Nova Tea
House, que le hizo famoso en 1974 o el centro de Arte
Contemporáneo de Santiago. Su proyecto Trajineros ha sido el
ganador del concurso de ideas para la remodelación del eje
Prado-Recoletos en Madrid cuyos trabajos darán comienzo
durante el año 2007.
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