Los premios siempre exigen un esfuerzo. Así lo ha demostrado
Victor Montero (Ceuta, 1988) al resultar, para su asombro,
primer clasificado del segundo premio de la Olimpiada
Nacional de Biología. La primera edición del certamen, que
se celebró, el pasado mes de marzo, en las islas Canarias,
ha supuesto “toda una sorpresa” para el joven “gracias al
buen ambiente general y los buenos recuerdos” que le quedan
del encuentro entre Comunidades Autónomas.
El joven, que cursa segundo de Bachillerato en el instituto
‘Siete Colinas’, reconoce que no se esperaba ganar; “esa no
era mi meta, pero una vez en la olimpiada, quise dejar a mi
ciudad en lo más alto del listón”.
Junto a él, otros tres alumnos del centro, dedicaron dos
meses del curso escolar para prepararse. Cada tarde, pruebas
de laboratorio y ratos de estudio por su cuenta. La
profesora de Biología fue “un gran apoyo”, asegura Montero.
Tras clasificarse en la selección autonómica del concurso
estudiantil, comenzó la cuenta atrás para la prueba
nacional. Pero, al llegar a Canarias “las cosas fueron muy
diferentes porque todos iban a participar y disfrutar, no a
ganar”, recuerda.
La olimpiada se desarrolló, a lo largo de tres días, en la
universidad de Ciencias de las islas Canarias, (parte
teórica, prácticas en laboratorio y entrega de premios)
alternados con visitas culturales por la zona. “Fue una
experiencia inolvidable”, resume Montero.
Lo que el joven estudiante de Ciencias no imaginaba, era que
su puesto clasificatorio equivalía a ser reserva para el
concurso internacional que se celebrará en julio, en
Argentina. “Así que me sigo preparando, pero con más calma”.
De vista al futuro, sabe cual va a ser su profesión, pero
prefiere mirar al presente más próximo: la selectividad.
Agua
Una vez superados los exámenes de junio, la participación en
la Olimpiada deriva en otro regalo para Montero: una beca
universitaria. En el caso de obtenerla, elegirá entre
Granada o Madrid como ciudad de residencia. La carrera la
tiene clara: Biología. “No ha sido casualidad que me haya
salido bien todo el recorrido del certamen. No me hace falta
estudiar, nunca he tenido problemas y, además, mis
compañeros me han apoyado muchísimo”, asegura.
“Siempre he vivido cerca del mar, lo mio es el agua; quiero
dedicarme a la Biología marina o al campo de la genética”,
manifiesta expectante.
Sabe que le queda “mucho por aprender”, pero asume que “es
importante confiar en uno mismo y estar seguro de lo que
haces”. La capacidad y el interés conjugados.
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