¿Alguno de ustedes ha hecho un
máster o un curso subvencionado para parados de larga
duración sobre Tratamiento y Reciclaje de Residuos Sólidos?
Ya saben, sobre como manejar la basura y cosas así ¿Qué si
yo como eterna aspirante a profesional de la desocupación y
la vagancia lo he realizado? No, que va, yo en veintiséis
años de ejercicio de la abogacía nunca jamás he defendido a
maltratadores, el tratamiento y el reciclaje de la mierda no
es lo mío. Me da asco, me inquieta, me parece antihigiénico
y temo contraer alguna enfermedad o virus mortal. ¿Qué que
tipo de microbio, virus, bacteria un hongo pueden transmitir
los gorrinos de los malos tratos? Pues el genuino
hijoputismo, una infección transmisible y que no se cura con
Amoxicilina sino con el antiviral llamado científicamente
“Métele al cabrón maltratador la caña de España”.
Ni más ni menos. Porque en tres meses ya van dieciocho
mujeres asesinadas por sus parejas y esta especie de
epidemia de crímenes sangrientos, del “la maté porque era
mía” se tiene que atajar, por mucho que nuestro sistema
jurídico sea especialmente garantista para con los derechos
de los criminales y cruelmente despiadado con las víctimas.
Eso si, este sangriento y sangrante asunto se trata con voz
lastimera. Para hablar de malos tratos hay que poner una
especie de entonación de falsete, como el doblaje de las
películas de los años cuarenta y además hay que tratarlo
arrojándole toneladas de cursilería y eufemismos y llamar al
hijoputismo profesional y vocacional “Violencia de Género”
que es un término muy finolis…
Que se lo digo a ustedes, que con las leyes actuales es bien
difícil meterle el miedo en el cuerpo a los delincuentes.
Recuerdo que, cuando la Oprobiosa Dictadura, que yo no viví
porque estaba en Marruecos, existían dos magníficas leyes
que, en estos momentos, mejorarían con su aplicación, la
calidad de vida de la ciudadanía y supondrían un freno y una
clara política preventiva de la actuación de los criminales
¿Qué cuales eran esos cuerpos legales? Muy sencillo la “Ley
de Peligrosidad Social” y la “Ley de Vagos y Maleantes” Eran
normas de calidad casi quirúrgica, que servían para atajar
desmanes, limpiar las calles y aplicar medidas de control ,
en un caso a los peligrosos sociales, a individuos cuyas
conductas suponían un riesgo para la sociedad.
Se les calificaba de “peligrosos” se les controlaba y tenían
que pedir permiso hasta para ir a cagar, con perdón de la
palabra. ¿Ustedes se figuran a los maridos, amantes y
compañeros varios, individuos de conducta violenta
comprobada, siendo calificados como peligrosos sociales? Una
maravilla, nada de órdenes de “alejamiento” que para nada
sirven, porque el que quiere matar se abalanza y mata, pero
si, amen de conculcar los mandamientos judiciales, el
maltratador fuera tratado como peligroso, el rigor de la
norma se multiplicaría y pasaría larguísimas temporadas
entalegado . Maltratadores, delincuentes sexuales y
pedófilos, pura mierda, auténtica basura, demasiado
asquerosos incluso como para tener el privilegio de que se
les aplique la ley que castigaba a vagos y a maleantes: a
los vagos por gandules e improductivos y a los maleantes por
golfos. ¿Se figuran esta ley aplicada a nuestra realidad
actual? Se tendrían que quintuplicar las plazas
penitenciarias pero , nos íbamos a quedar descansandito ¡que
alivio!
Pero es que nada funciona porque, en este Estado de las
nacionalidades (por cierto ¿Ceuta es ya una Nación?) en este
mosaico de autonomías, en este batiburrillo de funcionarios
y burócratas miles, nadie recuerda la frase del mayo francés
del 68 “La imaginación al poder” y no se adoptan auténticas
medidas coercitivas y jodedoras como se hace en las Américas
e incluso en Inglaterra, donde los nombres de los pedófilos
se publicitan para que, los ciudadanos estén advertidos de
por donde andan los asquerosos. Ya lo intentó Bono, publicar
los nombres de los maltratadores, pero se le echaron encima,
porque aquí somos la hostia del garantismo y los hijoputas
gozan de grandes derechos, no así sus víctimas ¿Se figuran
la ilusión? Conocer nombres y caretos de pedófilos,
delincuentes sexuales y maltratadores, aún de esos que
permanecen ocultos bajo aparentes honorabilidades y buenas
posiciones sociales, posiciones que pueden ser flor de un
día y marchitarse si sus nombres aparecieran asociados a la
porquería. Cabroncetes hay muchos sueltos y encima andan muy
revueltos y muy camuflados. Si conocen casos denúncienlos
porque la propaganda de sus perversiones les descoloca, pero
cuidado si contactan con ellos porque son muy contaminantes,
pura basura. Y la que avisa no es traidora.
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