El metijón, que es muy aficionado
a las carreras, tanto de coches como de motos, me dice que
ha estado en Jerez y que se bebió una cosecha de vino fino.
Y, claro, ahora viene arrastrando las secuelas del exceso.
Aunque ello no le impide pegar la hebra con su habitual
interés.
-Manolo, ¿qué te parece la que se ha liado en Marbella?
-Lo primero que se me ha venido a la memoria, aunque te
parezca mentira, es la suerte que ha tenido Santiago Segura.
-¿Por qué...?
-Porque ni soñando podría haber tenido tantas ideas para
hacer un guión sin necesidad de investigar por su cuenta.
-Lo que tú quieres decir que la escaleta la tiene más que
resuelta, ¿no?
-Sin duda. Más o menos puede comenzar así: Muerto El
Padrino, dos mujeres que lo han conocido bien, consiguen
sustituirlo y a partir de ahí el esbozo del guión está más
que confeccionado. Lo demás es predecible: una película con
gran éxito de taquilla y Torrente haciendo de sabueso
triunfante y casposo...
-Sin embargo, a mí la corrupción constitucional de Marbella
me ha hecho pensar que los ceutíes nos salvamos del gilismo
de puro milagro.
-Los milagros no existen, metijón; y a ver si te enteras, de
una vez y para siempre, que del gilismo nos salvaron los
votos obtenidos por el PDSC. De lo contrario, el GIL hubiera
sacado mayoría absoluta y aún estaría gobernando esta
ciudad.
-Vaya, hombre, tú, como de costumbre, aprovechando cualquier
oportunidad para destacar lo mucho que los ciudadanos le
debemos a Mohamed Chaib, Mustafa Mizzian y Hakim Abdeselam.
-¿Acaso te molesta?
-Lo que me molesta es la insistencia.
-Bien, a lo mejor peco de reiterativo. Pero siempre será
preferible a que los ciudadanos piensen que fueron los
populares quienes lucharon contra la gilimanía desde el
primer momento.
-Pues, aunque tú no lo creas, mucha gente está convencida de
ello.
-Un error lamentable. Y conviene por tanto, aun a costa de
que me tachen de redoblar el tambor, recordar la importancia
que los votos musulmanes tuvieron para que esta ciudad no
cayera, total y absolutamente, en poder del GIL.
-Lo único que hace falta que nos diga es que los diputados
del PDSC pagaron con creces el no rendirse a los deseos de
un partido que pagaba los servicios mejor que ningún otro.
- Pues sí: no tengo ningún inconveniente en proclamar que
los tres diputados sufrieron en sus carnes, de un modo u
otro, la honradez que mostraron en momentos cruciales para
la vida de Ceuta.
-Y ahora, si te tiro de la lengua, me dirás que El Pueblo de
Ceuta fue el único medio que luchó contra un poder, el
gilismo, cuando los demás les rendían honores y Antonio
Sampietro inmortalizaba a la pavana bajo el paraguas de Juan
Vivas.
-Tampoco te lo puedo negar. Y hasta me permito darte dos
nombres que lucharon denodadamente contra quienes presumían
de tener un poder omnímodo: Andrés Domínguez y Juan Manuel
Cañamero.
-¿Cómo llegó el gilismo a Ceuta?
-Porque a Jesús Fortes le hicieron una campaña terrible,
desde su propio partido, y alguien pensó que lo mejor era
trasladarle esa situación a Jesús GIL.
-¿Sigues conservando las cartas que te enviaban desde la
sede del PP?
-Están a buen recaudo.
¿Tienen algún valor?...
-El de saber que la llegada del GIL no era mal vista por
algunos que ahora disfrutan de cargos importantes en el
partido.
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