XVIII.-La Humillación.
Iba Buda con un grupo de discípulos paseando por una calle
de la India, cuando les salió al paso un individuo que hecho
una furia, increpaba e insultaba al sabio; en un descuido de
sus acompañantes, se acercó y le pego una bofetada.
Rapidamente los discípulos lo aprehendieron. ¿Señor que
quieres que hagamos con él?
\"Nada\", les contestó el Maestro.
Se dirigió al hombre y le dijo:
\"Gracias por la bofetada que me has dado, toda vez que me
ha servido para saber y comprobar que por fin he matado mi
EGO, MI ORGULLO Y MI IRA.\"
Y continuó: \" la próxima vez que necesites sacar tus
rencores, tus miserias, la basura que llevas en tu corazón,
búscame y desata tu ira sobre mi, pues me servirás para
seguir entrenándome en esta practica tan beneficiosa para mi
ESPIRITU\"
Como en esta vida siempre hay que utilizar las herramientas
que ponen a nuestra disposición esos seres iluminados, llevo
años intentando matar mi YO; unas veces lo consigo y otras
no; así que todo aquel que quiera mentir, murmurar, sacar
sus miedos y complejos al exterior, les invito a que entren
en el Foro del Pueblo, y que descarguen sobre mi todas sus
porquerías, de esa forma podré comprobar si he aprendido a
humillarme, y de paso podré servir a unos pobres de espíritu
que de esta forma se sientirán protagonistas e importantes
durante una temporada.
XIX.-Dos hombres enfermos...
Dos hombres, ambos seriamente enfermos, ocupaban la misma
habitación de un hospital. A uno de ellos se le permitía
sentarse en su cama por una hora cada tarde, para ayudar a
drenar los fluidos de sus pulmones. Su cama estaba, según
él, junto a la única ventana del cuarto. El otro hombre
debía permanecer todo el tiempo en su cama tendido sobre su
espalda. El que se sentaba al lado de la ventana, se pasaba
el tiempo describiéndole a su compañero de cuarto, las cosas
que él podía ver desde allí. El hombre en la otra cama,
comenzaba a vivir, en esos pequeños espacios de una hora;
era como si su mundo se agrandara, cobrara vida gracias a la
actividad y el color del mundo exterior. Se divisaba desde
la ventana un hermoso lago con cisnes, personas nadando y
niños jugando con sus pequeños barcos de papel. Grandes y
viejos árboles adornaban el paisaje y todas las tardes, una
preciosa puesta de sol podía divisarse a lo lejos. Como el
hombre de la ventana describía todo esto con gran exquisitez
y todo lujo de detalles, el hombre de la otra cama podía
cerrar sus ojos e imaginar tan pintorescas escenas.
Un día, la enfermera de la mañana vio que el hombre de la
ventana había muerto durante la noche. Tan pronto como lo
creyó conveniente, el otro hombre preguntó si podía ser
trasladado cerca de la ventana. La enfermera estaba feliz de
realizar el cambio; después de comprobar que se sentía
cómodo, le dejó solo. Lenta y dolorosamente se incorporó
apoyado en uno de sus codos para tener su primera visión del
mundo exterior.
Se estiró para, lentamente girar su cabeza y mirar por la
ventana. Solo vio una pared blanca. Preguntó a la enfermera
qué pudo haber obligado a su compañero de cuarto a describir
tantas cosas maravillosas a través de la ventana.
La enfermera le contestó que ese hombre era ciego y que por
ningún motivo podía ver esa pared. Ella dijo, \"Quizá
solamente quería darle animo y hacerle feliz\" .Compartir
las penas es dividir el sufrimiento, pero compartir la
felicidad es duplicarla. Si quieres sentirte afortunado
simplemente dedícate a hacer Feliz a los demás.
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