La Asociación Deportiva Ceuta de las cosas inexplicables
volvió a aparecer esta vez por Águilas. Un equipo de
‘expediente X’, que parece ignorar a qué quiere jugar y la
forma de hacerlo, que se vio sometido otra vez por un rival
al que ni siquiera le hizo falta practicar un fútbol de otro
mundo para llevarse el partido con cierta autoridad.
El míster del Ceuta, Ramón María Calderé, que ya se vio
impotente para solucionar los problemas de cohesión entre
líneas ante el Mérida, tampoco supo en esta ocasión cómo
hacer frente a su rival, y puso en liza una alineación
distinta pero igualmente espesa a la hora de construir el
juego. Los principales sacrificados fueron el portero Novoa
y el zaguero Mario. Y Calderé volvió a reinventarse en
Águilas, como ya lo ha hecho en partidos precedentes, un
diseño táctico flexible, pero poco eficaz. En ataque, nulos,
pese a la presencia constante de Franch y Cominelli en
posiciones avanzadas en muchos momentos del encuentro.
El desbarajuste del Ceuta empieza a sonar a conocido, y más
aún ante un rival que la temporada pasada estaba en Tercera
División. El equipo se ha desinflado. Lo más preocupante es
que todavía no sabe a qué quiere jugar, cuatro jornadas
después de iniciado el campeonato. El equipo toma riesgos
equivocados en defensa que cuestan ya demasiados puntos.
Defender con pocos y atacar con muchos no siempre es la
solución, porque se genera un embudo que favorece muchas
veces el trabajo de los centrales del equipo contrario. El
equipo, además, peca de ansiedad, algo que demostró una vez
más contra el Águilas. Ante el flojo equipo murciano no hubo
paciencia para buscar los caminos hacia la portería rival y
se permitió a los locales jugar como cualquier visitante,
bien resguardado atrás y al contraataque. Por ahora, todos
los estamentos del club piden tranquilidad porque se
considera que se trata de una buena plantilla que está aún
en fase de progresión. La intención es diluir cuanto antes
los altibajos vertiginosos en su fútbol y los resultados, de
momento, más que discretos. Y la mejor receta, sobre todo
anímica, sería ganar el próximo fin de semana al Cartagena,
líder del Grupo IV. Se trata de un examen de reválida de los
que no se pueden suspender.
El Cartagena, un sólido líder
Disputada la cuarta jornada de la Liga en el Grupo IV de
Segunda B, el Cartagena fue capaz de sumar un punto en el
estadio Romano y sostenerse en el primer puesto de la tabla
clasificatoria, compartido esa plaza de privilegio con el
Linares, que ganó cero a uno en Baza.
El empate impidió a los emeritenses colocarse por delante de
los cartageneristas. Esta vez el Cartagena no apabulló al
rival y sus posibilidades de ganar se limitaron a un par de
jugadas de ataque; en una de ellas el delantero Molist
estrelló un balón a la madera que pudo ser el remate de la
victoria. Una de las ideas fijas del entrenador es de
mantener a cero la meta. El Cartagena siempre estuvo muy
seguro en el campo gracias a las acciones de los defensas
Merino y Orlando y del mediocentro Natalio. Por el Cartagena
jugaron Caballero, Leo, Cabrejo, Orlando, Merino, Mariano
Sánchez, Natalio (m.76 Chito), Sívori (m. 63 Sabino), Molist,
Lafuente (m.88 Conget) y Elías.
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