Según se extrae de las Orientaciones de la Guerra
Contracarro del Ejército de Tierra se define el concepto
contracarro como: \"Conjunto de acciones y previsiones
encaminadas a destruir o aminorar la potencia acorazada
enemiga, desde la defensa contracarro inmediata hasta la
guerra contracarro a gran profundidad\". En el presente
artículo reflexionaremos sobre este concepto desde el
objetivo de la defensiva, dejando para otra ocasión la
visión de contracarro en ofensiva.
Los carros, elemento principal de potencia de las
formaciones acorazadas, son el núcleo resolutivo de la
batalla terrestre. Cuando alcanzan el éxito no solamente
destruyen las fuerzas adversarias y conquistan objetivos
sobre el terreno, sino que penetran profundamente
disgregando la cohesión y la voluntad de resistencia del
adversario. Los recientes conflictos bélicos ahondan en la
importancia de los elementos mecanizados y acorazados toda
vez que constituyen el principal medio de avance de las
Unidades de Infantería. Sin embargo, la capacidad resolutiva
de las formaciones acorazadas está condicionada por diversos
factores, extraídos de las diversas experiencias bélicas:
- Necesidad de asegurarse la superioridad aérea local y
contar con importantes elementos de apoyo de fuegos. Su
carácter imprescindible se demostró en la Guerra del Sinaí
(1973), con la destrucción casi completa de la Brigada del
coronel Yagouri al avanzar con sus carros de combate sin
estos apoyos frente a la infantería egipcia.
- La superioridad cualitativa de los medios. Durante la
primera Guerra del Golfo las bajas aliadas se produjeron en
su mayoría por fuego \"amigo\", toda vez que los T-72
iraquíes no fueron capaces de perforar las corazas de sus
adversarios.
- El terreno. Es obviamente diferente la capacidad de los
medios acorazados en campo abierto y despejado donde primará
su velocidad, potencia y precisión de los fuegos que la que
pueden desarrollar en un terreno compartimentado o cerrado.
Los combates desarrollados en las bastas extensiones de
desierto en Kuwait y los acontecidos en las guerras rusas de
Afganistán o Chechenia son ejemplos claros.
- Las armas e ingenios contracarro, que por su precisión,
letalidad y profusión debida a su bajo coste relativo,
permiten oponerse a los carros en favorable relación de
potencia.
La guerra contracarro debe entenderse como una destrucción
progresiva de los medios acorazados enemigos desde el
origen, desde los movimientos logísticos iniciales, hasta el
propio frente de batalla, desarrollándose en toda la
profundidad del espacio y el tiempo. Será misión de la
aviación y de los apoyos de fuego lejanos el destruir esos
elementos acorazados en la profundidad del despliegue
enemigo; según se vayan aproximando pasarán a ser
responsabilidad de los medios aeromóviles e incluso de los
elementos acorazados propios. En el ámbito táctico, o
cercano, la guerra contracarro adoptará en la mayoría de los
casos el carácter de defensa contracarro (DCC), que se
planteará siempre y donde pudiendo llegar carros enemigos no
les opongamos más y mejores. El momento crucial de la DCC se
produce cuando el enemigo llega a la distancia a la que
nuestras armas lo pueden batir al máximo de su alcance, pero
para que esto pueda realizarse es necesaria la colaboración
de otros medios ya que hay que resolver diversos problemas:
1. La identificación del acorazado como enemigo así como su
entidad, despliegue, dirección de avance,etc.
2. La falta de discreción al abrir fuego que puede provocar
la inmediata localización por parte del enemigo.
3. Si establecemos como herramienta fundamental de trabajo
al misil, la necesidad de que el espacio de vuelo del mismo
esté despejado toda vez que los misiles en dotación en
nuestro ejército son filodirigidos, y cualquier ruptura del
cable de guiado provocaría la pérdida del mismo.
4. La ventana de exposición del objetivo que debe ser
suficientemente amplia para que el tirador pueda hacer el
seguimiento durante el tiempo que dura el vuelo.
La resolución de estos problemas nos lleva a la necesidad de
realizar un buen planeamiento de la estrategia contracarro.
Se deben tener previstos elementos de adquisición e
identificación de objetivos a grandes distancias que alerten
sobre las características e intenciones del enemigo. Se debe
realizar o solicitar una limpieza de campos de tiro
específica para las trayectorias de los misiles. Asimismo
debe estar previsto un correcto barreamiento que canalice
hacia una zona de destrucción adecuada, o bien ralentice a
ese enemigo y consiga que esa ventana de movimiento sea
suficientemente amplia para seguir al objetivo durante el
tiempo de vuelo sin que quede oculto por ningún obstáculo.
Por lo tanto parece imprescindible integrar los elementos
contracarro con una serie de apoyos externos como los apoyos
de fuego artillero (barreamiento o detención) o los de
zapadores, que utilizarán todos sus medios para esa
contramovilidad, destrucciones, campos de minas, fosos
contracarro, etc…
El esqueleto de la DCC en la Plaza de Ceuta se basa en las
dos Compañias de Defensa Contracarro que forman parte del
Tercio Duque de Alba 2º de la Legión y del Grupo de
Regulares Nº 54 respectivamente, sin olvidar que el mayor
enemigo de un carro siempre será otro carro por lo que
dentro de ese esqueleto jugará un papel vital el Regimiento
de Caballería Acorazado Montesa Nº 3. Independientemente de
los acorazados de caballería, los medios más modernos con
que cuentan estas Unidades son los Misiles Contracarro de
Largo Alcance (MCCLA) TOW2A, que sobre los recientemente
adquiridos Vehículos de Alta Movilidad Táctica (VAMTAC) de
la casa URO, aumentan su valor pues le dan una capacidad
todoterreno mucho mayor que sobre los anteriores vehículos
Nissan. El alcance máximo de estos misiles es de 3750 m,
este dato nos debe hacer reflexionar sobre los problemas
enunciados anteriormente, pues si bien en terreno despejado
(desierto) es relativamente sencillo el hacer que el misil
recorra los escasos 20\" de tiempo de vuelo sin
interferencias, no lo es tanto en terrenos más escarpados o
con una vegetación más abundante, donde encontrar esos casi
4 km, s de visual libre de tendido eléctrico, vegetación,
divisorias, u obstáculos en general es mucho más complicado.
Por tanto hemos de concluir que la lucha contracarro en
defensiva debe ser una labor a desarrollar en profundidad,
integrando y coordinando elementos tan dispares como la
aviación, artillería, medios aeromóviles, unidades DCC,
hasta la última pieza que es el legionario con su
lanzagranadas. Paralelamente, en un papel destacado e
imprescindible, los zapadores, encargados de conseguir
mediante un trabajo específico que un terreno que no nos sea
favorable se transforme en el ideal para los fuegos
contracarro.
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