La conservación del cementerio cristiano es una de las
grandes preocupaciones de varios ciudadanos que tienen allí
enterrados a sus muertos. Durante la pasada jornada fueron
varias las voces que se alzaron contra la escasa seguridad
que mantiene el recinto en horario nocturno. Los saqueos y
los destrozos son una constante y los que allí velan a sus
seres queridos no pueden más que llenarse de impotencia cada
vez que se encuentran con expolios de elementos de las
sepulturas.
“Es indignante que tengamos que aguantar estos ataques
psicológicos; pues no deja de ser un daño moral esto que
hacen. Roban las flores, los jarrones que las contienen,
incluso el marco que guarda las fotos de los fallecidos...
Pero nuestra impotencia es mayor cuando, al solicitar un
poco más de cuidado, los sepultureros nos han dicho que
estos eran los medios con los que contaban y que no podían
hacer más. Debería haber alguien que guardara el cementerio
por la noche o, por lo menos, que se interesasen más por
tener esto en condiciones”. Esta mordaz crítica a la
situación que se da en el camposanto, fue vertida ayer por
la familiar de unas de las personas que se encuentra
sepultada en el recinto.
Ante una situación que ya se está desbordando, los
familiares de los que yacen en el cementerio poco más pueden
hacer que “intentar arreglar nosotros mismos los
desperfectos lo mejor que podemos para que no parezca tan
descuidado”. Los afectados, además de quejarse de la
ausencia de una minuciosa vigilancia, que paliaría los
expolios, también lanzan protestas contra el libre acceso.
“Si todo el mundo puede entrar cuando le dé la gana, es
normal que se produzcan destrozos y Dios sabe qué más”,
comentan agriamente los afectados. Tras los recientes
acontecimientos, los ciudadanos sólo claman “más seguridad y
control de con qué intenciones entra la gente”.
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