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La Asociación Deportiva Ceuta tenía ayer por la tarde en el
estadio Alfonso Murube una cita ineludible con sus
pesadillas de inoperancia atacante de la primera jornada, y
acudió con demasiadas ansias como para afrontarla en las
mejores condiciones. Venía el Mérida, un conjunto que en su
regreso a la Segunda División B estaba aupado a la cuarta
plaza de la clasificación. Y el equipo emeritense llegaba a
Ceuta muy dispuesto a morir en defensa y a buscar petróleo
en algún contraataque, una táctica tan vieja como la
racanería en el fútbol, pero exageradamente efectiva en esta
Segunda División B.
El equipo de Arnáiz arrancó el partido mejor que los ceutíes
y los extremeños asfixiaron la línea de creación de los de
Calderé. Alfonso Sánchez y Perita no lograban entenderse con
Platero y Moisés se hartaba a correr pero sin mucho criterio
ni peligro para la portería del equipo visitante, que se
basaba en la movilidad de Benítez y de Juan Jesús para
descolocar a un Ceuta que estaba a merced de su rival, justo
algo que pretende erradicar Calderé cuanto antes en los
partidos de casa. En el primer partido de Liga, el Badajoz
anotó a los ocho minutos y se llevó el partido. Ayer, el
Mérida marcó a los diez minutos por mediación de Carlos
Rubén tras una indecisión defensiva caballa y también los
puntos volaron del estadio Alfonso Murube.
Con el gol a favor, el Mérida demostró por qué está arriba
en su vuelta a la categoría de bronce. Los emeritenses
defendían con solvencia y presionaban mucho la salida del
balón, lo que generaba imprecisión en el Ceuta. Sin embargo,
el equipo ceutí, que empezó con un esquema 4-2-3-1 y acabó
con un 3-4-1-2, nunca dejó de buscar la recompensa del gol y
los jugadores intentaron sobreponerse al tempranero tanto. A
los 18 minutos, David Franch está a punto de batir a Manu,
tras un saque de esquina de Berruezo, pero no llega a
conectar bien el balón con la cabeza a un par de metros de
la portería.
El pundonor de los ceutíes se iba diluyendo en pases al
corazón del área para un perdido Moisés, con pocas opciones
para los hombres de banda y con falta de puntería en las
faltas. Lo mejor de los caballas en la primera parte
llegaría en los últimos cinco minutos. Primero, con un tiro
raso de Alfonso Sánchez después de una buena jugada; después
con una acción muy vistosa de Moisés en una carrera de casi
50 metros que acabó en nada y finalmente con un testarazo de
David Franch que sale fuera por muy poco a la izquierda del
portero visitante.
Llega la segunda parte y Calderé apuesta por los debutantes
Antony y Bolou para dejar en la caseta a Moisés y Mario. El
intento de reacción a la desesperada tampoco funcionó. Los
atacantes no supieron coordinarse, se estorbaron y
propiciaron la mejor defensa del Mérida. Todos los ataques,
además, se basaban en envíos largos muy imprecisos que
acababan en jugadas sin peligro alguno. El equipo no supo
afrontar las dificultades y el banquillo tampoco, con lo que
se repitieron, uno por uno, todos los errores de la primera
jornada y de los últimos minutos en Almendralejo.
Empate y desilusión final
Sin embargo, ya a los nueve minutos Bolou está a punto de
marcar, pero su cabezazo sale fuera por poco. A los 20
minutos, Antony recibe un buen balón de Juanma en el corazón
del área, sorprende a los centrales y a la media vuelta
fabrica un gol de muchos quilates. El tanto espoleó a la
afición y el equipo caballa parecía capacitado para dar la
vuelta al marcador, pero una indecisión defensiva dejaba un
balón muerto a David Hernández, que batió irremisiblemente a
Novoa. El mazazo fue enorme y el Mérida situó a ocho
defensas para mantener una renta que quizá fue excesiva.
Paso atrás, pero el próximo domingo por qué no puede llegar
la segunda victoria consecutiva fuera de casa. (Esta vez, en
Águilas).
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FÚTBOL /
SEGUNDA DIVISIÓN B GRUPO IV
