Cuando una película se quiere vender como un producto
independiente a través de un avance (o tráiler) engañoso y
con la presencia de un elenco de actores que tiene un tirón
importante en taquilla, lo menos que se puede decir de ella
es que ésa no es la mezcla adecuada para calar en el
público. Y es lo que pasa con ‘Extrañas coincidencias’, de
David Russell, pues es una vaga ilusión de temas
convencionales tratados con desidia.
Aparentemente, el filme puede atraer al espectador, pero el
complicado rompecabezas en que se convierte el hilo
argumental le hace pensar que no es eso lo que iba a ver.
Resulta difícil entender un esquema fílmico de esas
características y abruma lo absurdo del guión, también
aparentemente más interesente a primera vista.
A medida que avanza la película, desentenderse de ella es
casi irremediable, por lo que el aburrimiento aparece en
escena y continuar la historia comienza a ser terriblemente
insoportable. ‘Extrañas coincidencias’ es un producto
extravagante que intenta tratar filosofía sin acercarse lo
más mínimo ese esperpento que tan bien puede conocerse a
través de las páginas de Valle-Inclán. ¿Realmente tienen
fondo y sentido todas esas charlotadas que se suceden para
acercar al espectador al temible abismo del aburrimiento?
Los afamados actores han servido de poco, aunque la
interpretación de Hoffman y Tomlin, dentro de su papel
totalmente anodino dan algo de color a este filme que se
reduce a una retahíla de amagos filosóficos malamente
encadenados.
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