Se sabe, desde hace meses, que
algo está ocurriendo en el entorno de los animales
domésticos en Ceuta. Esta ciudad, muy propensa a disponer de
mascotas y que éstas encuentren en la Administración local,
uno de los mejores y más punteros servicios de atención y de
censo para todo tipo de animales de compañía de cuantos
existen en nuestro país, no encuentra razonamiento claro
para determinar por qué perros, gatos y otros animales
pudieran estar perdiendo la vida dramáticamente como
consecuencia, supuestamente, de la ingesta de un potente
veneno no registrado, al parecer, en España como ya
informamos hace días en este medio.
Un grupo de veterinarios iniciaron sus investigaciones junto
a una masiva recogida de firmas, contando de su parte a los
representantes de las sociedades protectoras de animales.
Por su parte, la Ciudad Autónoma, ha afirmado que sus
investigaciones, llevadas a cabo desde hace meses, tienden a
averiguar la verdad del caso en varias vertientes ¿qué
producto es? y ¿quién o quiénes están realizando semejante
masacre animal?. Lo cierto es que, de momento, y mientras no
haya claridad meridiana por parte de las autoridades, que
deben ser quienes trabajen en la protección, en este caso,
de los seres vivos, los propietarios de animales de
compañías no encuentran excesiva tranquilidad a la hora de
pasear con sus mascotas por la urbe. Eso sí, se antoja que
como protección necesaria, se debiera estar muy atento a que
el perro o el gato en cuestión no se lleve a la boca nada de
lo que pudiera encontrar en la calle, cosa complicada en el
caso de los perros dado que su relación social se basa en el
olisqueo, fruto de lo cual si encuentra algo supuestamente
agradable a sus sentidos, lo terminará ingiriendo. Y el
veneno famoso, orígen de tanta masacre, debe ser ciertamente
atrayente para la mascota, si no, no se entiende.
Se hace necesario proceder a la traquilidad de la población
propietaria de mascotas y, sobre todo, que la Ciudad
Autónoma protega su hasta ahora excelente servicio de
atención a los animales ya que alguien, o algunos, queriendo
o no, están poniendo en duda el sistema ‘acción-reacción’ de
la Administración.
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