Mal vamos si las sospechas que
mantenía el personal de Trasmediterránea al respecto del
problema suscitado con la salida del ferry de las 15’30
horas y que tiene todos los visos para ser ciertas, se
confirman. Que la naviera no pueda controlar, o no tenga
recursos o medios para detectar duplicidades en los tickets
de confirmación no deja de ser preocupante en los tiempos
que corren.
Pese a que se oyeron sospechas dirigidas hacia las agencias
de viajes y hacia algunos pasajeros, que podrían haber
actuado de mala fe, justo en el momento de mayor tensión, lo
cierto es que comprobado el número de pasajeros embarcados y
estando completa la carga máxima de pasaje, no parecía
razonable que abajo en la zona de pre-embarque hubieran
alguna decenas de vehículos con sus billetes perfectamente
conformados y cerrados, emitidos desde agencias de viajes de
garantizada seriedad.
Algo debió pasar... ¿qué?. Al filo de la media tarde,
personal de la naviera en cuestión, repasó billete por
billete las 96 personas que accedieron a clase Club y las
878 que ocuparon la clase Turista, amen de los 115 tickets
para vehículos alojados en la bodega del barco.
El personal de la compañía -expertos en la materia- ya
relacionaban los acontecimientos con una más que probable
duplicidad. Al cierre de la edición, aún no se ofrecían
explicaciones oficiales aunque sí hipótesis “mas que
factibles”.
Triste, lamentable y reprobable que a estas alturas, justo
en los tiempos que corren, una compañía dedicada al
transporte de pasajeros no pueda controlar, por cualquier
motivo (falta de medios, mala organización, falta de
coordinación y de control entre el pasaje de a pie y el de
vehículos...) el acceso del pasaje, y lo que es aún peor, se
muestre incapaz de conocer la identidad de los pasajeros.
En pleno siglo XXI, el que las navieras del Estrecho puedan
adoptar un sistema de emisión de billetes similar al de los
aviones o al de ferrocarril en coordinación con las agencias
aprovechando las nuevas tecnologías, ya sería un paso
acertado.
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