Llegar a mayor no siempre es fácil, parece que todos estamos
preparados o que los que ahora son ancianos siempre lo
fueron ya que, desde que tenemos uso de memoria los hemos
visto así, arrugaditos, con sus achaques... Pero la realidad
es bien distinta, es duro ver que ya no te vales por tí
mismo con la misma soltura con la que solías, que una vez
que te conviertes en un jubilado, para muchos, no cuentas.
De esto, saben mucho en el Centro Social de Mayores de la
Ciudad Autónoma, por ello, desde hace diez años, una de las
animadoras culturales, Blanca Vallejo, se esfuerza por
celebrar una de las fiestas con mayor tradición en Ceuta, el
‘Día de la Mochila’, adaptada específicamente a los mayores
de sesenta años. La cita fue ayer en ‘Los Jardines del
Sarao’, setecientos ceutíes acudieron a una cita en la que,
por supuesto, no faltó la ‘mochila’, ese saquito lleno de
frutos secos tan ricos como las castañas, los dátiles, las
nueces o los cacahuetes.
La fecha no coincide con la tradicional que es el 1 de
noviembre, pensando en aquellos que tienen por costumbre ir
al monte con su familia a disfrutar de este día campestre y
también pensando en quienes tienen dificultades para moverse
y en que no se mojen si llueve, se decidió elegir este bello
paraje situado junto al embalse del Arroyo del Infierno.
La satisfacción de su organizadora, Blanca Vallejo, es
máxima, sobre todo teniendo en cuenta las reacciones de los
asistentes.
Todos están encantados de pasar el día con los amigos al
tiempo que no dejan de celebrar una fiesta de gran tradición
en Ceuta y que no se repite en ningún otro sitio de España.
Además, en cuanto pueden, te cuentan alguna de las leyendas
que circulan en torno al origen de esta fiesta.
“Todo viene porque dejaban sueltos a los presos en el Día de
Todos los Santos y éstos iban pidiendo comida por las casas”
señala una señora que pronto se apresura a relatar una
segunda leyenda “aunque también se dice que, ese día, el de
los difuntos, era costumbre ir a comer fruta al cementerio”.
Blanca Vallejo nos regala una tercera posibilidad: “dicen
que es porque hace años, cuando los soldados se iban al
campo, como había mucho hambre, comían frutos secos”. Sea
cual sea la historia real, el hecho es que hace años que los
ceutíes celebran esta fiesta que sirve como excusa para
pasar un alegre día con la familia y los amigos.
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