Ayer se presentó en sociedad una
nueva organización no gubernamental que tiene por objeto
sensibilizar a la población ceutí en el fenómeno de la
inmigración. Aunque haya quien diga entre risas que la
sociedad caballa no necesita concienciarse de la relevancia
del asunto, hoy, más que nunca, es apropiado el nacimiento
de Acemigra, porque la cercanía con la que la ciudad vive en
los últimos días la llegada de inmigrantes irregulares puede
llegar a ser peligrosa. Es llamativa también la normalidad
con la que muchos ceutíes observan las desoladoras imágenes
de personas subsaharianas atadas a las alambradas
fronterizas. Concienciar, en el caso de Acemigra, es impedir
la deshumanización de la inmigración y mantener una alerta
constante entre la población para transmitir que “emigrar no
es un placer para nadie”, como argumentó durante su visita a
la Ciudad Autónoma el dirigente socialista Pedro Zerolo.
Mensaje rotundo y sin tapujos éste, pues apela al sentido
común, el sentido que el día a día erosiona en lugar de
pulir. La reacción de la Ciudad Autónoma a la creación de
esta ong no se ha hecho esperar y la administración local ya
se ha prestado rauda a acompañar en su andadura a Acemigra a
través de programas de concienciación en los colegios,
conscientes de que la etapa infantil resulta crucial en la
asimilación de realidades de compleja naturaleza como la
inmigración. Ojalá esta colaboración entre organismos no se
quede en un mero comienzo y las próximas noticias que
recibamos sean nuevos convenios de participación conjunta
que permitan evolucionar a la población en la comprensión
del fenómeno y su directa implicación en la ayuda a los
desfavorecidos. Desde esta ventana, pedir a los lectores que
no deshumanicen las imágenes que los medios de comunicación
mostramos en nuestras páginas y pantallas porque los
inmigrantes que aparecen reflejados en fotografías o vídeos
no son actores, sino personas que sienten y padecen.
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