El entrenador de la AD Ceuta, Ramón María Calderé, acabó muy
insatisfecho con el resultado del partido ante el Sevilla B
(0-0), ya que considera que “debimos ganar por la mínima, ya
fuera por 1-0 ó 2-1, ya que tuvimos suficientes ocasiones
para haber marcado”.
Sin embargo, el técnico catalán reconoce que no fue posible
“por un cúmulo de circunstancias”. “Anthony tuvo mala suerte
y envió un remate al palo. El árbitro, que estuvo
francamente bien, no señaló un penalti clarísimo a Moisés,
que pecó de inocente al intentar seguir la jugada y no
dejarse caer al sentir el contacto. Y tampoco vio otro
penalti por manos de un defensa sevillista”, explica.
Pese a ello, Calderé indica que el gran problema de la AD
Ceuta sigue siendo el gol. “Lo hemos intentado con Molina,
Moisés, Prieto y Anthony, pero ninguna opción ha dado sus
frutos. Para el próximo partido, en casa del Villanueva, y
sin que se ofenda nadie, tenemos que inventarnos otro ‘9’.
Ahora mismo estoy pensando en Guri, porque ya jugó de
delantero cuando era juvenil y a veces lo ha hecho bien en
esa demarcación en los entrenamientos. Creo que por su
perfil puede encajar bien en esa posición”, señala.
Y es que el entrenador caballa lamenta que sus arietes sigan
con la pólvora mojada. “Alfonso dejó un pase de la muerte
tras una internada por la izquierda y Sandro cabeceó hacia
atrás dos centros, pero ninguno de ellos encontró rematador.
Un delantero tiene que estar ahí”, indica.
Sobre el rival, el Sevilla B, Calderé comenta que puso en
juego “su juventud y su calidad”, pero que sólo se limitó a
esperar atrás para montar la contra. “Nos la pudieron liar
al contraataque, sobre todo Moreno, pero Basauri estuvo
sensacional. Es difícil de entender cómo el Ceuta no está en
los puestos de arriba cuando ha dominado a todo un Sevilla”,
dice.
Por último Calderé avanzó cierta información sobre el
‘fichaje’ del francés Mamadou Diop. “El club está por la
labor de ficharlo si fuera posible federativamente, incluso
sin probarlo”, concluye el técnico, que espera que no se
repita el caso de Bolou.
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