Uno tiene amigos, que lo
mejor que podrían hacer es estar calladitos, que estarían
más monos. Pero no, eso sería pediriles demasiado a estas
fermosas criaturitas que conforman el contorno de mis
amistades.
Uno de ellos, da igual quien, me preguntaba, qué haría yo
para arreglar la situación y hacer que la democracia se
asentase mucho más, de lo que está en España.
Tu lo quieres amigo mío, es que diga cuál sería mi fórmula
para acabar, de una vez por todas, con esos partiditos que
hacen, en ocasiones, de partidos bisagra, para darle el
poder a quien a ellos más les conviene por lo que puedan
recibir a cambio y en favor de sus intereses particulares y,
en ocasiones hasta en sus intereses personales.
Me lo hubieses preguntado de forma directa y nos hubiésemos
ahorrado tiempo y saliva.
No tengo esa varita mágica que me dé las ocho soluciones
para solventar el problema. Ni la tengo yo, ni creo que
nadie tenga ninguna varita magica, capaz de convertir una
calabaza en carroza con caballos incluidos.
Claro está que no sea Harry Potter. Porque si es éste
persojane de novela, entonces nada me extrañaría el asunto
ese de las ocho mágicas soluciones.
Pero como te digo, Harry Potter, nada más que es un
personaje de de ficción, al quele ha dado vida su autora y
que a su costa, la escritora autora del personaje, se está
forrando. La tía vende libro como si fuesen rosquillas.
Te insisto, querido amigo, que en España, no hay nadie que
tenga ninguna varita mágica y, mucho menos, que sea Harry
Potter. Y si alguien se lo ha creído, pobrecito que Dios le
ampare. Lo que Dios le ampare en el supuesto que crea en
Dios que, a lo mejor, como se cree en posesión de fórmulas
mágicas igual se cree un dios. Vete a saber. Mismamente se
cree un dios acompañado de su cuñado Bartolo.
En fin,querido amigo, como no soy un Harry Potter
cualquiera, ni me creo un ser superior porque si me lo
creyese, lo único que mostraría era mi supina ignorancia, te
voy a contestar a lo que me preguntas.
Lo primero que haría, para que esto, cada día, se fuese
pareciendo más a una democracia y no a interéses de
partidos, es cambiar la Ley Electoral.
Con ello desaparecerían esos partiditos políticos que nada
pintan en el contexto de la política nacional y que, en la
mayoría de las pocasiones, sólo van buscando los intereses
personales de algunos de sus dirigentes más avispados,
puesto que por ellos sólos no pueden solucionar
absolutamente nada y tienen que pegarse al “costillaje” del
mejor postor.
Las grandes democracias, se sustentan sobre un bipartidimos,
impidiendo que sucedan cosas como las que están pasando con
el tan traído y llevado Estatut de Cataluña.
Y no sucedería porque no existirían ni ERC ni ICV ni ningún
partidito de estos que, por mor de los yo te doy esto y tu
medas lo otro con menos diputados, que servidor dinero en el
banco, gobierna en España. Manda... la cosa.
Además, en este cambio de la Ley Eectoral, para obtener
representación parlamentaria, todos los partido, deberían
presentarse en todo el territorio nacional. Y, por supuesto,
en ese cambio, gobernaría, sin duda alguna, el partido más
votado en cada región, ya que no existiría el cuento de los
“pactos” que sólo valen para que personajillos,
politiquillos del tres al cuarto que no valen nada, con
partiditos con menos votos que dinero en el bolsillo que uno
que se está duchando, sean los que gobiernen en un pueblo,
una región e incluso una nación
Si tú, amigo mío, lo piensas bien, todo cuanto te estoy
diciendo, es que el asunto manda....
Fíjate, como sería la cosa, que no estaríamos hablando del
Estatut de Cataluña, por la sencilla razón de que, al tener
que presentarse en todo el territorio nacional, no existiría
ERC ni, por supuesto gobernaría Maragall porque no fue el
más votado. A igual que en Galicia seguiría gobernando Fraga
porque, en realidad, quien ganó las elecciones por ser la
fuerza más votada, fueron el PP y don Manuel Fraga.
Eso al menos es lo que dijo el pueblo en las urnas. Y si es
verdad que, en democracia, el pueblo es “soberano” que se
haga caso a lo que dice el pueblo o se está está engañando
al pueblo “soberano” llamándole de forma que no le
corresponde y atribuyéndole poderes que no tiene. De
“soberano” nada de nada, si acaso de “garrafón” y va que
arde.
Claro, que la más auténticas de las democracias, sería que
se votaran listas abiertas .Pero eso, la verdad, tengo que
reconocer que es utopía.
El resto, lo anteriormente expuesto, es una opinión, mí
opinión, que merece tanto respeto como todas las opiniones.
Tanto que piden esos independentistas de pacotillas, por que
no solicitan el cambio de la Ley Electoral.
Porque eso no les interesa, como quizás tampoco les interese
a los grande partidos.
A ver, hagan que el pueblo de verdad sea “soberano”,
cambiemos la Ley Electoral. Eso no conviene. ¿A quién?
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