Dice, Rafael en una de sus
canciones: “digan, lo que digan, los demás”. Pues eso dice
servidor del gran invento que es el turimos digan, lo que
digan los demás.
Qué seríamos, hoy día, los españoles sin podernos ir de
turismo con la parienta, los niños, la suegra y un par de
primos de la señora, amén de su cuñado y su hermana que
también se agregan a la comitiva. No seríamos nada. En todo
caso, como dijo aquel, seríamos un jardín sin flores.
Amén de todo el clan familiar, incluidos los agregados, lo
bien que lo pasan las señoras haciendo las maletas, mientras
el esposo se dirige a la entidad bancaria, a ver cómo va lo
suyo del préstamo que sólo queda una semana para inciar las
vacaciones.
Hechas las maletas, preparados lo niños, la suegra, los
primos, el cuñado y su hermana, todos al coche para irse de
veraneo.
El coche que se pone en macha y cuando lleva andado algunos
kilómetros, la señora que le pregunta al esposo, ¿te has
traído las medicinas de mi madre?.
Ante la negativa de este, que sólo piensa cómo va poder
pagar el préstamo, la señora le dice “. No te puedo encargar
nada. Todo lo tengo que hacer yo”.
Claro se te han olvidado porque son las medicinas de mi
madre, que si llegan a ser de la tuya veras como no se te
olvidan.
El hombre, sigue conduciendo, atento a la carretera, mientras
su cerebro es una calculadora haciendo verdaderas maravillas
matemáticas, para poder pagar el préstamo del veraneo. Se
vuelva hacia su esposa y le dice, con tono resignado:
“tranquila, mujer, las compraremos en cualquier farmacia y
se acabó el problema” . Eso piensa él que solucionado lo de
los medicamentos de su suegra, se acabaron los problemas,
Que equivocado está el pobre hombre. Los problema sólo
acaban de empezar.
Los problemas continúan cuando se llega al final del
trayecto y empiezan los niños a pedir, por esa boquita que
le ha dado Dios, cositas para jugar en la playa.
Problemas que se acentúan, cuando haciéndose el tonto, dice
ahora vengo, voy a dar una vuelta por la playa, y el primo
de turno o el cuñado de su esposa, le dice: “ no sabes tú
nada, Tú lo que quieres es irte al chiringuito a beberte una
cerveza. Cosa que es cierto, porque el pobre hombre está
hasta los... de escuchar a la madre y a los niños.
Te acompañamos, espabilado, que eres un espabilado. Y todo
lo hace por no invitar. Venga saca dinero que tienes
billetes hasta con los ojos malos de tanto años guardados”.
El hombre, sonríe, que remedio le queda, e invita a los
otros al chiringuito donde, como cada años, él sólo él será
el pagano. No sólo de las cañas de cerveza, sino de alguna
ración de boquerones que pide por su cuenta, algunos de los
“gorrones” que le acompañan.
Y los más gracioso del caso es que, cuando regresan a
sentarse en las toallas a la orilla del mar, el cuñado
dirigiéndose a su cuñada, esposa del pobre hombre ,
“paganini” de todas todas, le dice “Ahí tienes a tu marido,
que se ha puesto hecho una fiera conmigo. porque he pedido
una ración de boquerones.
Y la señora, pone la guinda, cuando mirando a el sufrido
esposo, le dice: ” Tú, como siempre. No vas a cambiar nunca.
Eres un miseria. ¿Para que querrás el dinero?.
El pobre hombre, que bastante tiene pensando cómo va a pagar
el préstamo de las vacaciones, se calla, saca un periódico y
se pone a leer.
Todo esto no pasaría si nuestro hombre hubiese sido un jefe
de Estado y hubiese venido a la cumbre celebrada
en Salamanca, a mayor honra de ese gran demócrata que es el
comandante Fidel.
Entonces la cosa ni le hubiese costado un euro y, por su
puesto, no hubiese tenido que pedir un préstamo
entrampándose hasta las cejas, para venir a hacer “turismo
presidencial” com lo ha definido, con claridad meridiana,
Álvaro Uribe.
Un “turismo presidencial”, según, Álvaro Uribe, que no ha
costado un ojo de la cara y el otro también a los
contribuyentes españoles.
Este “turismo presidencial” es del caro, no se me vayan a
creer, que es el de la tortilla de patatas, los bocatas, las
sardinas asá y la bota de tinto peleón.
No, de eso nada, este “turismo presidencial” como lo ha
definido el presidente colombiano , es del caro porque todos
ellos, los asistentes y sus séquitos, que son la tira, no
comen lo anteriormente dicho ni, por supuesto, se alojan,
así como quien dijo, en hoteles de dos estrellas. No, hijo
no, todo lo contrario, buena carne, buen marisco, buen jamón
y alojamientos de lujo.
Y encima, todo esto, que nos ha costado uno y el otro
también, nos vale para enemistarnos más y más con los EE.UU
y prestar, todo nuestro apoyo, al más grande de los
demócratas existentes en el mundo mundial y fiel defensor de
los derechos humanos, el comandante Fidel, hablando de un
“bloqueo” que no existe.
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