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OPINIÓN - LUNES 17 DE OCTUBRE DE 2005

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Relaciones preferentes con Andalucía

El que Ceuta y Melilla desee contar y tener relaciones preferentes con Andalucía es un hecho real, querido y de histórica aspiración. Y todo, pese al ‘palo’ con el que la Andalucía autonómica nos saludó en 1978 al dejarnos tanto a ceutíes como a melillenses a nuestra suerte, rompiendo así una unión secular con las provincias de Cádiz y Málaga respectivamente.

Dicho esto, que el PP de Arenas solicite que en la reforma del Estatuto andaluz se introduzca un apartado en que el que se prevea unas estrechas y preferentes relaciones con Ceuta y Melilla, nos parece aceptable y hasta loable, lo que no sabemos es si el resto de partidos políticos con escaño en el Parlamento aceptarán tal empeño popular.

Es obvio, siempre ha sido así, que las relaciones familiares y de vínculos hasta sociales de ceutíes y melillenses han tenido y tienen especial relevancia en Andalucía.

De hecho, los ‘giros’ del lenguaje castellano que se aplican tanto en Ceuta como en Melilla provienen del más puro andaluz. Las fiestas, las celebraciones, la cultura en definitiva de Ceuta, como la de Melilla cuenta con la influencia evidente de Andalucía. El trasiego de las gentes, la unión que los ceutíes mantenemos con lo andaluz es notorio.

Ceuta pertenece judicialmente a Andalucía; universitariamente forma parte también de la estructura andaluza. Los ceutíes, miles de ellos residen ya en la Costa del Sol o bien cuentan con una segunda residencia o en la costa malagueña o en la gaditana.

Ya fue triste que por un hecho meramente político, el PSOE andaluz se empeñara en darnos la ‘patada’ sin contar con el sentimiento de una tierra con un arraigo y una vinculación clara hacia Andalucía, a la que creía pertenecer.

Gobernaba entonces la UCD en Ceuta, y Alfonso Guerra quien no lo pasó excesivamente bien en su mili ceutí, no podía permitir -y no lo hizo- que esta tierra, la conocida espiritualmente como ‘andaluza niñería’ mancillara el “buen nombre de la de Blas Infante”.
 

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