Siempre que he escrito sobre
Cataluña, de la que he sido un “charnego” más, he mantenido
y lo seguiré manteniendo que Cataluña, ni histórica, ni
geográficamente, ni políticamente, jamás ha sido una nación,
aunque haya quien confunda el termino “nación” con
“nacionalidad”.
Cataluña, a lo largo de su historia, sólo ha sido un
condado, por mucho que se empeñe el Pérez Carod y comparsa
en mantener y querer demostrar, a unos pocos de ineptos, que
Cataluña es una nación.
No podemos olvidar, al hablar del Estatut, que según las
encuestas sólo un cinco por ciento de la población catalana,
incluida en ella los “charnegos” están de acuerdo en el
mismo. El pueblo llano pasa olímpicamente del mismo y no
quiere saber nada de él.
Si como dicen el pueblo es soberano, las cosas están de una
claridad meridiana. Según ese pueblo que supera el noventa
por ciento de la población, el Estatut tiene como único
destino, “archivese en la papelera”.
Pero una vez más, esos mismos progres de pacotillas, que se
les llena la boca, al decirnos que la soberanía reside en
ese pueblo “soberano”, a la hora de la verdad, nos vienen a
demostrar, de forma inequívoca que el pueblo es, simple y
llanamente de, “garrafón”.
Ya lo dijo, Alfonso Guerra “ hay cosas que se pueden
prometer a sabiendas que no se va a gobernar. Lo malo es,
cuando por causas del destino, vamos a llamarle destino, se
gobierna y esas promesas no se pueden cumplir. hay empiezan
los líos.
Por ese inicio de los líos, en referencia al Estatut de
Cataluña, es por lo que en la revista Temas, cuyo presidente
del Consejo de Redacción es Alfonso Guerra, se pregunta:
“¿ahora quién nos saca de este lío?”.
Un lío en el que ha metido al PSOE, Rodríguez Zapatero, con
el asunto del Estatut de Cataluña.
Porque, sin discusión alguna, lo peor que está teniendo el
mencionado Estatut para el presidente del Gobierno es que la
opinión pública le ha hecho responsable personalmente de lo
que ha sucedido y de lo que vaya a suceder con el mencionado
Estatut.
No basta pues con que el texto del Estatut catalán salga de
las Cortes, sino que será necesario que a los ciudadanos
españoles incluidos los catalanes, a pesar de que algunos no
quieren ser españoles, les parezca bien. Porque a todos los
que le parezca mal el mencionado Estatut lo cargaran en el
debe del presidente, que según las últimas encuestas está
perdiendo popularidad a pasos agigantados, por culpa,
culpita, entre otras cosas, de el tan traído y llevado
Estatut. ¿Ahora, quién nos saca de este lío?”. Perfecta la
frase y dicha a tiempo.
El Rey se ha visto obligado a recordar algo tan elemental
como que la Constitución se basa en la indisoluble unidad de
la nación española; el Jefe del (Jemad) ha señalado que en
ejercito existe “un gran interés” para que España “siga
siendo patria común e indivisible”.
El ministro de Industria y secretario general del PSC, José
Montilla, le ha respondido al jefe del (Jemad) que “le
parece my bien que los militares españoles conozcan la
Constitución...Pero que no siempre ha sido así”.
El señor ministro, con todos los respetos del mundo, debería
echarle un vistazo a la Constitución y ver algunos de los
artículos en los que se refería a la unidad indivisible de
España y al papel de las Fuerzas Armadas en el cumplimiento
de esa Constitución que nos dimos todos los españoles.
Y es que, el lío también se ha armado en las filas
socialistas. Tres ministros antes de que se aprobara el
Estatut mostraron su disconformidad a que se incluyera el
término nación.
Otros pesos pesados del PSOE, tales como Francisco Vázquez,
Rodríguez Ibarra, Simancas y hasta el mismo Felipe González
no ven bien la aprobación del Estatut y, mucho menos , que
en el mismo se incluya el término nación.
Por pura lógica, debería sacar de ese lío al PSOE quien ha
dado lugar al mismo que es el presidente Rodríguez Zapatero.
Pero da la sensación de que no está por la labor, ya que ha
dejado muy claro que da lo mismo que España sea una nación,
una nacionalidad o una nació de naciones.
La pregunta que nos podríamos hacer, en estos momentos,
debido a las discrepancias existentes entre varios pesos
pesados del PSOE sobre el asunto de nación o la aprobación
del Estatut es: “¿Todas esas personas, diputados del PSOE,
entre los que se encuentran presidentes de CC.AA y ministros
que, en privado o en público, muestran su disconformidad
total con el Estatut van a votar contra el mismo?”
En la contestación a esta pregunta está la solución del
problema y la de que ese lío se acabe. Porque si todos estos
que muestran sus disconformidad, llegado el momento donde
dijeron digo dicen Diego, por aquello de la disciplina de
partido entonces si que, de verdad, habrá empezado el lío y
habrá que preguntarse “¿Quién sacará a España de este lío,
haciendo valer la Constitución?
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