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OPINIÓN - MARTES 11 DE OCTUBRE DE 2005

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

- Una vez aterrizado, es decir haber tomado tierra, creo estar en disposición de acometer cuantos asuntos ocupen la actualidad y dar mi modesta opinión sobre los mismos.

Las cosas hay que tomárselas con cierta calma puesto que, las prisas en dar las opiniones sobre los diversos temas que, cada día, surgen a lo largo y lo ancho de nuestra piel de toro, suelen ser malas consejeras.

Ahora, cuando todo el mundo ha dicho lo que tenía que decir y han mostrados sus opiniones, sobre la actuación del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, en el programa de la primera 59” servidor, con toda humildad, como diría Juan Vivas, va a dar la suya que, presumiblemente, es tan creíble y tan respetable como la de todos los que la han dado. Todas las opiniones, vengan de donde vengan, so respetables. He dicho.

Nada me extraña la brillante intervención del presidente de todos los ceutíes en el programa. Y digo que nada me extraña, porque desde estas mismas páginas, siempre, hemos mantenido que, Juan Vivas, era un gran político y con una gran facilidad de palabras, capaces de convencer al más duro de oídos.

Juan, con el paso del tiempo, le ha venido a pasar como a los buenos vinos y ha ido creciendo políticamente y, hoy día, su nivel político debe ser considerado de político de altura sabiendo, perfectamente, en cada momento, cuales deben ser las palabras adecuadas en determinados actos.

Cuando algunos de su partido, personajes importantes, sólo consideraban a, Juan Vivas, un buen funcionario, chicohonrado y trabajador, no sabían cuan equivocados estaban al hacer esa aseveración. Juan les vino a demostrar el grave error que cometieron, en aquellos momentos, al juzgarlo. Además, Juan, tiene baraka.

El tiempo ha sido nuestro mejor aliado, para ir poniendo cada cosa en su sitio. Y, hoy día, las cosas están perfectamente encajadas donde deben estar, moleste a quien moleste y nos ha venido a dar la razón de cuanto hemos escrito sobre el presidente de la Ciudad y de las cualidades que adornaban su persona para ser el personaje idóneo que llevase, a Ceuta, al lugar que le corresponde.

Su humildad y acaso su servicio al partido, no le han permitido reconocer lo que, en tantas y tantas ocasiones, hemos escrito de que él, sólo él, fue el que consiguió esa mayoría aplastante en las pasadas elecciones municipales.

Pero ese es su problema, como el nuestro es dar nuestra opinión. Y nuestra opinión, mientras no se nos demuestre lo contrario cosa arto difícil, sigue siendo la misma que siempre hemos mantenido.

Nuestra opinión, la dimos en aquellos momentos y seguimos dándola en la actualidad fue la de que él había ganado las elecciones, sin deberle nada a nadie. Y, mucho menos, necesitando la ayuda de nadie. Quizás con esa ayuda, no hubiese ganado las elecciones de “calle”.

Por ese conocimiento que tenemos de, Juan Vivas, nada nos extraña, ni nos puede extrañar de su extraordinaria actuación, en el programa, defendiendo los intereses de la tierra que le vio nacer.

Juan llegó al plato, para enfrentarse a cuerpo descubierto a todos aquellos que querían encontrarle tres píes al gato.

La cosa la empezó P.J. Ramírez, que hablando en términos taurinos, - ruego se me permita usar el símil taurino, para mejor explicar la actuación de nuestro presidente de una forma desenfadada -, cual mejor mozo de confianza le puso el toro en suerte al maestro.

El maestro, Juan Vivas, se llevó al astado al centro del anillo, donde se lo llevan los toreros de verdad y donde no hay ni trampa ni cartón porque, allí, en el centro del ruedo, es el toro y el torero solos frente a frente en un duelo donde la apuesta es la propia vida.

El maestro citó de lejos, esperó con los píes juntos, sin inmutarse, la primera embestida y le dio un afarolado que hizo reaccionar al público dándole la primera ovación de la tarde.

Sin descomponer la figura, con los píes juntos como si estuviesen pegados al albero, volvió a citar, una y otra vez, caldeando el ambiente en el coso, donde los espectadores se entregaban ante ese derroche de valor y sabiduría del matador.

Nadie osó rechistar, ni tan siquiera los del tendido siete que tan dado son a protestar por el más mínimo detalle, la plaza era un clamor de admiración.

Rodó el toro sin puntilla y un público enloquecido pidió, con miles de pañuelos al aire, caules palomas mensajeras, salidas de las ajulas buscando elcamino de regreso, pidiendo los máximos trofeos, a los que nadie puso objección alguna a que les fuesen entregados.

Con ellos en las manos, a hombros de los “capitalistas”, salió por la puerta grande quese había abierto, de par en par, gracias a su genial faena.

Mientras, desde uno de los palcos de la plaza, PJ Ramírez sonreía al ver salir al matador por la puerta grande.

Y eso que no le dejaron y lo intentó, eso que conste en acta, explicar por qué Ceuta y Melilla no tienen nada que ver ni historica ni políticamente con el reino de Marruecos, aunque se cabreen los “progres” de...
 

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