La labor de las Carmelitas Vedrunas se “limita”, según
explica Paula Domingo, una de las responsables de esta
comunidad, a “atender y asesorar a los inmigrantes” que
llegan al local que poseen, cerca de las Adoratrices. Es una
tarea que llevan desarrollando desde hace seis años, cuando,
a iniciativa de la congregación, se comenzó un plan de
primera atención al inmigrante.
Domingo explica que la asistencia gira, principalmente, en
torno a tres ejes: la acogida humanitaria de primera
instancia -proveer de alimentos, ropa o facilitar higiene a
la persona, asesoramiento legal y acompañamiento en los
primeros momentos. “Se trata de una ayuda subsidiaria”,
señala esta carmelita, “después de atenderlos, les
explicamos todos los recursos que tiene la Ciudad para
ellos”. La mayoría de los inmigrantes “no saben a dónde ir”;
la comunidad les “conduce” por los cauces que exigen las
administraciones públicas.
El grupo de atención lo componen diez personas (cinco
religiosas y cinco voluntarios) que atienden “en cualquier
momento” a las personas que se acercan al local. Las
instalaciones cuentan con dos salas amplias, cocina y
lugares de aseo.
Paula Domingo señala que desde enero han atendido a unos 700
inmigrantes aproximadamente. Sólo el primer mes del año
pasaron por sus instalaciones unos 400 extranjeros.
Tras una atención para calmar la desorientación, la
comunidad les remite al Centro de Estancia Temporal de
Inmigrantes (CETI) de la ciudad o a cualquier otro organismo
que pueda dar salida a sus situación.
“Se buscan todo tipo de recursos”, expresa Domingo, y
mientras tanto las religiosas como los voluntarios les
prestan apoyo moral y religioso si lo necesitan, sea cuál
sea su confesión de origen.
|