El sistema defensivo de las fortificaciones en superficie
del frente de tierra de la ciudad de Ceuta, se completaba
con otro de minas y contraminas consistente en la excavación
subterránea de galerías y túneles que, desde terreno propio,
se adentraban en el del enemigo al objeto de que, una vez
cargados los hornillos con pólvora, producir la voladura de
las posiciones del ejército sitiador.
Este bélico invento se debe al ingenio del Capitán español
Pedro Navarro quien lo puso en práctica por primera vez en
la historia militar, el 25 de Noviembre de 1.500, al hacer
saltar la muralla del castillo de San Jorge de Cefalonia
(Grecia) durante la guerra que el Gran Capitán, Gonzalo
Fernandez de Córdoba, tuvo contra los Turcos.
En los primeros días de Octubre de 1.694 llegaron a Ceuta
noticias sobre los preparativos que el rey de Fez, Muley
Ismail estaba haciendo para atacarla e inmediatamente su
Gobernador Sebastián González de Andía, Marqués de
Valparaíso, ordenó a su General de Batalla, Lorenzo Ripalta,
la urgente construcción de minas en varios lugares del Campo
Exterior.
Pasados cuatro años desde el inicio del cerco a la ciudad,
el nuevo Gobernador de la Plaza, Francisco del Castillo
Fajardo, Marqués de Villadarias, consigue que el Rey Don
Carlos II autorice la creación de una Compañía de Minadores,
cuyos primeros Jefes fueron el Capitán Andrés Tortosa y el
Alférez Felipe Tortosa, bajo cuya dirección se construyen
las primeras minas, produciéndose la primera explosión en la
mañana del 25 de Julio de 1.699, festividad de Santiago
Apóstol, de la que nos da noticia José A. Márquez Prado en
su Historia de Ceuta que narra el acontecimiento del
siguiente modo: “A las seis de la mañana mandó el Marqués
dar fuego a la mina y, en breve tiempo, efectuóse la
voladura con un estruendo aterrador y su explosión hizo
conmover la tierra en los puntos marcados, desapareciendo el
gran reducto que los mauritanos tenían más próximo a la
plaza, volando por los aires entre las piedras los mutilados
cuerpos de los agarenos que lo defendían...”.
Desde entonces y durante todo el siglo XVIII, la
construcción y utilización de minas tuvo en Ceuta un
amplísimo desarrollo. Por documentos de la época, sabemos
que desde 1.698, año de la constitución de la Compañía de
Minadores, hasta final de la primera década del siglo
mencionado, se construyó una importante red de minas y
contraminas, obra de los Tortosa, que en 1.734 fue
perfeccionada y ampliada con la construcción de una “Galería
Magistral” de la que partían ramales que comunicaban entre
sí todas las fortificaciones de superficie.
Un plano realizado por los Ingenieros, Oficiales de
Artillería y Minadores, fechado el 11 de Marzo de 1.745, nos
muesstra este sistema subterráneo de defensa totalmente
terminado y otro en 1.800 conserva idéntico trazado y
situación de las galerías de las minas situadas a extramuros
de las fortificaciones de vanguardia de nuestro frente de
tierra.
Este sistema se componía de la Galería Magistral, antes
citada, que tenía su comienzo en la contraescarpa del Foso,
a espaldas del frente de la Valenciana; atravesaba la Plaza
de Armas, el Baluarte de San Ignacio y, por la Luneta de la
Reina, se adentraba en las posiciones enemigas. Otros tres
ramales principales tenían sus entradas en el Baluarte de
Santa Ana, Angulo de San Javier y Contraguardia de Santiago,
las que, a través de numerosas ramificaciones, se
comunicaban con la Galería Magistral, entre si mismas y con
todo el laberinto de túneles y pasadizos que permitían
llegar al subsuelo de las posiciones que el enemigo pudiera
tener en las actuales zonas urbanas del Instituto Siete
Colinas, Jardines de las Puertas del Campo, Avenida Otero y
antigua estación de ferrocarril.
Alejado el peligro de nuevos ataques de las Tropas del
Sultán y en virtud de los sucesivos Acuerdos y Tratados
suscritos entre España y el Sultanato que ampliaron el
territorio de Ceuta, muchas de estas galerías debieron ser
cegadas y abandonadas, hasta que, después de siglo y medio
de olvido, a finales de 1.969 el Ilustre Ayuntamiento por
iniciativa del entonces Teniente de Alcalde de Cultura,
Alfonso Sotelo Azorín, inicia la recuperación de las
subyacentes bajo el jardín de la República Argentina, tarea
que continuó en años sucesivos el, por aquella época,
Director de la Sala Municipal de Arqueología, Emilio
Fernandez Sotelo, hasta hacer visible un trayecto de
seiscientos sesenta metros.
Tras la demolición de la mencionada Sala de Arqueología, la
entrada allí existente ha sido provisionalmente clausurada,
en espera de que se realicen las obras necesarias para
reabilitar un nuevo acceso que posibilite la reapertura,
visita y continuidad en la investigación de este interesante
monumento que la ingeniería militar dejó en nuestra ciudad.
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