España sólo ha ganado una Copa de
Europa de selecciones nacionales. Es lo más destacado que ha
hecho en toda su historia futbolística. La consiguió jugando
frente a la URSS en el Santiago Bernabéu, siendo Pepe
Villalonga seleccionador.
Villalonga era un militar cordobés, apodado El Chato, que
entrenó al Real Madrid y al Atlético: con éxito en ambos
casos. Especialista en la preparación física, fue el primer
técnico que le concedió mucha importancia al fortalecimiento
del cuerpo.
Un día le oí decir que el entrenamiento de los lunes lo
había impuesto él, cuando eso no se estilaba, para que Di
Stéfano pudiera soltar el lastre del escocés bebido la noche
anterior. Corría el verano de 1973 y Villalonga era el
director del Curso Nacional de Entrenadores que se
celebraba, en régimen de internado, en el INEF de Madrid.
Pepe Villalonga era un hombre campechano, que tuvo la mala
suerte de morirse a los pocos días de comenzar el curso. Se
sintió indispuesto en el ascensor y cuando quiso darse
cuenta ya estaba en un hospital donde permaneció varias
fechas antes de dejarnos. En aquel curso estaban alumnos
como Gento, Luis Costa, Nando Yosu, Juan Manuel Tartilán,
Luis Aragonés, etc. Aragonés estaba jugando todavía en el
Atlético de Madrid y llegó al INEF con todos los apuntes
requeridos y muy estudiados por él en todas las
concentraciones de su equipo. Pero le faltaba experiencia a
la hora de desarrollar los temas tácticos en el campo. Sin
embargo, puso toda la ilusión del mundo por conseguir nota
suficiente para convertirse en el número uno de la
promoción. Premio que obtuvo Luis Costa.
De Luis Aragonés recuerdo que iba a su bola. Hablaba lo
justo y daba la impresión de que su timidez le impedía
comunicarse con los demás. Se le veía siempre muy preocupado
por la carga de responsabilidad que había asumido. Se
adivinaba el temor que le inspiraba fallar en algunos
ejercicios siendo él quien era: la figura del Atlético de
Madrid.
Una vez le oí decir que su mayor problema en el equipo
colchonero radicaba en que cuando perdían los aficionados se
lo achacaban a que Luis no había estado bien. Y cuando
ganaban se acordaban del partidazo que había hecho Adelardo.
Lo decía con cierto deje de tristeza.
Amigo de sus amigos, castizo del barrio de Hortaleza sin
tener vuelta de hoja, y durante mucho tiempo amante de la
noche y del burle, Aragonés ha ido mejorando aspectos de su
vida a medida que fue cumpliendo años. Debe andar camino de
los 67. La edad apropiada para conseguir un triunfo
clamoroso con el equipo español. Y así debió pensarlo, el
que tienen por sabio, cuando puso los ojos en el cargo y no
dudó en postularse para obtenerlo. Pero el hombre propone...
y Luis Aragonés no ha conseguido aún formar ese equipo capaz
de tener una identidad definida y un juego acorde con las
aspiraciones de una selección compuesta por futbolistas que
vienen jugando en una de las mejores Ligas del mundo. Y
hasta es posible, ojalá que no sea así, que España no se
clasifique para jugar el Mundial en Alemania. Lo cual sería
un fracaso monumental y una terrible mancha en el historial
del seleccionador.
El partido frente a los belgas es decisivo para el devenir
de nuestra selección. Y el seleccionador cavila las razones
que tiene el conjunto para hacer tan pocos goles. Un
problema grave, sin duda, dado que Casillas, unas veces por
hache y otras por be, no deja nunca la portería a cero. Luis
Aragonés debe estar preocupado. Pues sabe que si España no
se clasifica pasará, inmediatamente, a engrosar la lista de
los técnicos apestados. Entonces, ¿qué haría con su orgullo
desmedido?
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