Los militares del Ejército español encargados de la
vigilancia de la valla que separa Ceuta de Marruecos han
instalado dos grandes tiendas de campaña y varios vehículos
militares en las proximidades del tramo de alambrada por el
que, el pasado jueves, se colaron un total de 215
subsaharianos.
Ésta es sólo una más de las medidas de refuerzo que, a lo
largo de estos días, se han venido aplicando en la zona del
perímetro en terrenos de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
Lejos de disminuir el número de agentes y militares, cada
vez hay más efectivos haciendo ronda a lo largo de los 8
kilómetros de vallado, quizá debido a los rumores que
apuntan que pronto habrá otro intento de saltar la
alambrada, aunque, es de suponer que el número de personas
que lo intenten sea inferior al de la última vez, a tenor de
las detenciones realizadas por la Policía marroquí desde que
finalizó la Cumbre de Sevilla.
Y es que también al otro lado de la valla se han
incrementado las rondas de vigilancia. Máxime cuando la
Comisión Europea tiene previsto solicitar, hoy mismo, a
Marruecos que concluya, antes de que finalice noviembre, las
negociaciones sobre un acuerdo de readmisión de inmigrantes
ilegales. Un instrumento que será muy importante para evitar
que se repitan “trágicos acontecimientos como los de Ceuta y
Melilla”, ha señalado el comisario europeo de Seguridad,
Libertad y Justicia, Franco Frattini.
Este alto cargo también ha hecho hincapié en la necesidad de
intensificar la cooperación sobre el control de la
inmigración ilegal con Marruecos y con los principales
países africanos de origen de estos movimientos.
En este mismo contexto, la Unión Europea también está
trabajando en sus relaciones con Libia, otro de los países
más problemáticos, que sirve de tránsito a inmigrantes
africanos que tratan de entrar en la Unión a través de
Italia.
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