Pregunta. Permítame decirle que aún es usted la cara amable
del Gobierno de Juan Vivas.
Respuesta. No me haga reír, por favor; en el Gobierno de
Juan Vivas hay muchas caras amables.
P. Se lo diré de otra forma: dicen que usted es la consejera
más guapa.
R. Pues tampoco creo que lo sea. Y se lo digo porque en mi
casa tengo espejos.
P. ¿Negará también que ha perdido kilos y se le ha quedado,
por tanto, un cuerpo estupendo?
R. De ningún modo. Son los efectos de un régimen que me
impuse hace algo más de un año y que ya se va notando.
P. Lo cual es prueba que hubo un tiempo en el cual usted se
fue abandonando y llegó a engordar más de la cuenta.
R. Cierto. Pero no porque yo sea de mucho comer, sino debido
a la ansiedad y a las responsabilidades adquiridas, que
suelen engordarme. En una palabra: los problemas suelen
repercutir negativamente en mi cuerpo. Ahora bien, debo
reconocer que el régimen que estoy cumpliendo es el mejor
que jamás hice.
P. ¿Decidió ponerse a plan porque alguien le dijo que estaba
perdiendo las formas y que su constitución había que
reformarla?
R. No. Aunque todos sabemos que, llegados a un punto,
conviene reflexionar y tomar la decisión de cuidarse. En m i
caso, un buen día descubrí que no estaba a gusto con mis
kilos de más y decidí cortar por lo sano. Con suerte, eh;
porque he acertado con el método.
P. Me imagino que, viendo su nueva figura ante el espejo,
estará radiante de felicidad.
R.Los espejos son unos instrumentos necesarios para mirarnos
todos los días y darnos cuenta de cómo estamos. Unas veces
nos gustamos más y otras, lógicamente, no quedamos
satisfechas de lo que hemos visto.
P. ¿Está satisfecha en estos momentos?
R. Le he dicho antes que he acertado con el régimen al cual
me sometí hace un año.
P. ¿Sigue siendo más prudente que tímida?
R. Sí, claro que sí; aunque a veces me cuesta mucho
manifestarme con moderación y con la sensatez adecuada.
P. ¿Cuántas veces se ha visto precisada a decir que no y
poniendo lo que había que poner encima de la mesa?
R. En las pocas situaciones donde no cabía otra situación
que plantarse y decir que no con rotundidad. Si bien no me
gusta llegar a esos extremos, porque no va con mi carácter.
Yo soy más bien una persona amante del diálogo
P. La última vez que la entrevisté, hace ya casi dos años,
me dijo que el ICD estaba cambiando con mucha lentitud. ¿Ha
mejorado o sigue siendo un refugio de recomendados?
R. Lo recuerdo perfectamente. Y creo que se está mejorando,
si bien todo transcurre con cierta lentitud
P. ¿Significa ello que hay todavía grupos dispuesto a
entorpecer el buen funcionamiento del ICD?
R. Más que grupos, mire usted, a mí me parece que son
trabajadores que llevan muchos años en el ICD y a lo mejor
no les caen bien, por tener intereses distintos, los planes
previstos por la viceconcejería y la gerencia. Y ya sabemos
que las posturas encontradas no son buenas para conseguir un
buen desarrollo de las actividades.
P. ¿Cree que Susana Román está cumpliendo con creces su
cometido?
R. Susana Román es una buena gerente y trata por todos los
medios que el ICD funcione más que bien. En ella confiamos,
sabedores de su categoría como deportista destacada que ha
sido.
P. ¿Se atreve usted a cantarle las cuarenta, cuando es
necesario, a Víctor Íñiguez?
R. Yo me atrevo, por la responsabilidad que adquirí como
consejera de Educación y Cultura, a decir lo que creo
conveniente en cualquier momento. Tanto al viceconsejero de
Deportes como al de Festejos o Turismo. Aunque debo
reconocer que solemos estudiar los problemas y resolverlos
conjuntamente.
P. La Asociación Deportiva Ceuta no acaba de dar la talla
que le corresponde. ¿Está preocupada por los malos comienzos
del equipo?
R. La verdad es que no estoy preocupada. Pero sería una
mentira decirle que, como aficionada, no sienta cierta
decepción porque el equipo no consiga marcar goles.
P. De todas formas, los aficionados están acostumbrados a
que el equipo sea de los primeros y pronto darán rienda
suelta a su enfado si los resultados no mejoran.
R. Los aficionados deben entender que se ha comenzado una
etapa diferente y con un objetivo definido: mantener al
equipo en la categoría... y ya se verá en el futuro...
P. ¿Va usted al fútbol?
R. Sí; cuando me es posible voy al Murube y debo confesar
que se me pasan muy pronto los noventa minutos de juego. Lo
cual es un síntoma de que el fútbol me gusta hasta el punto
de que, en ocasiones, llego a sentir pasión por él.
P. ¿Es la primera temporada que asiste como espectadora al
Alfonso Murube?
R. No. Desde que soy consejera he procurado ver todos los
partidos que mis actividades me permitieron. Aunque lo paso
mal cuando los goles no llegan y no se consiguen los puntos.
P. ¿Es usted del Madrid o del Barcelona?
R.¡Del Barcelona!; por más que mi marido y mi hijo sean
hinchas enfervorizados del Madrid. Como usted bien sabe, yo
nací en Barcelona y mis vivencias allí me hacen ser
partidaria del equipo azulgrana. Mis padres también lo son.
Le diré algo más: mis padres tienen un loro que habla
bastante bien y que, cuando se enciende la televisión, lo
primero que se le ocurre decir es ¡Barsa, Barsa, Barsa!,
como no podía ser menos.
P. ¿Sigue convencida de que fue un acierto nombrar
viceconsejero de Turismo a José Antonio Rodríguez?
R. Por supuesto. Yo nunca tuve dudas de que él debía formar
parte de mi equipo. Pero contaba también con la confianza
del presidente, Juan Vivas, que tenía que decidir. Los
resultados están a la vista.
P. De él, he dicho a veces, que es capaz de venderle una
burra desdentada al mejor tratante de ganados.
R. Lleva usted razón.Tiene una enorme facilidad para vender
Ceuta en cualquier sitio. Y lo hace personalmente. No se
pone límites a su tarea y jamás da un paso atrás cuando se
trata de cantar las excelencias de esta bella ciudad por
todos los rincones previstos.
P. La pena es que todo ese trabajo se viene abajo cuando
surge la noticia de que los inmigrante han invadido el
perímetro fronterizo y que ha habido muertes.
R. Son hechos lamentables, los ocurridos tanto en Melilla
como aquí, pero que vienen a demostrar que ambas ciudades
están dando muestras de ser solidarias, pero necesitadas de
ayudas por parte del Estado, dado que somos las únicas
fronteras terrestres de Europa con el continente africano.
P. ¿Qué le exigiría al Gobierno socialista en relación con
este problema que nos está desbordando?
R. El asedio que se está produciendo por parte de los
inmigrantes, necesita, imperiosamente, que el Gobierno se
implique más y tome las medidas oportunas y adecuadas a las
necesidades de ambas ciudades.
P. ¿Cree que el Gobierno de Marruecos está jugando sus bazas
para crear mala opinión sobre Ceuta y Melilla?
R. Yo no tengo conocimientos para decir nada al respecto.
Pero pienso que no.
P. ¿Está satisfecha con el hacer de Carlos García Bernardo
como viceconsejero de Festejos?
R. En principio, debo decirle que yo estoy satisfecha con
todos los componentes de mi equipo. Un equipo donde cada uno
sabe el papel que le corresponde realizar y, luego, cuando
llegan las dudas nos reunimos y se opina al respecto, para
acordar lo más conveniente. En el caso concreto de Carlos,
permítame decirle que cumple perfectamente el cometido que
le corresponde.
P. ¿Cuál es su secreto para que los sindicatos no hablen de
usted?
R. No lo sé. Lo que sí sé es que cuando hay un problema
relacionado con los sindicatos, se habla con quien
corresponde y punto. Hablando con la verdad por delante, no
hay motivos para la discordia, digo yo.
P. Dicen que cuando se enfada es mejor no aguantarle la
mirada. ¿Es verdad?
R. Reconozco que mi carácter es muy fuerte. Y que me suelo
apasionar con todo lo que emprendo. Por lo tanto, si
descubro que en la consejería de Educación y Cultura, por
ponerle un ejemplo, hay cosas que no marchan, suelo
rebelarme. Pero no hasta el punto de que no se me pueda
aguantar la mirada. Lo cual no deja de ser una exageración.
P. Me imagino que estando bajo el suplicio de un régimen
habrá momentos en que su irritabilidad será inaguantable.
R. No. Porque con mi régimen no se pasa hambre y es muy
llevadero.
P. Una vez me dijo que a usted le desagradaban las
discusiones. ¿Es usted de las que dicen que sí a todo y,
luego, hace lo que le da la real gana?
R. En realidad, no sé discutir. Y por ello, ante puntos de
vista diferentes, lo que más me gusta es dialogar, pero sin
acritud.
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