Hay dudas que ofenden. La posibilidad que suavemente planteó
el presidente español de una soberanía compartida de Ceuta y
Melilla con Marruecos fue improcedente e inoportuna. Indigna
y ofensiva, que, lejos de apaciguar los humillados ánimos y
sentimientos de ceutíes y melillenses, los ha agravado.
Asi, Zapatero jugó con el ardor patrio de ambas ciudades
autonómas échandole más leña al fuego. Su respuesta pudo
esconder intencionalidad subliminal, escaso conocimiento de
la realidad social de Ceuta y Melilla o poca inteligencia
político-diplomática. Juzguen ustedes. Y suman trece. Una
más.
A la reiterada y vieja petición de marroquinidad desde hace
años por parte del reino alauita, ahora se le une la
posibilidad de soberanía compartida con Marruecos. Lo que
faltaba. Más madera. Como si a la pólvora le agregamos
dinamita. El resultado sería un explosivo más potente para
terminar de agravar las cosas.
La reinvindicación marroquinista unida y la soberanía
compartida - si se hiciera realidad, esperemos que no-
supondrían la entrega y cesión total, la renuncia y el
abandono de la identidad propia española -ceutí y
mellillense-. de ambas ciudades autónomas. Un tiro bajo la
línea de flotación de ese barco que llamamos Constitución.
Un atentado o ataque a los mismísimos estatutos de autonomía
de Ceuta y Melilla;a los derechos de sus ciudadanos, a su
honor, a su historia y a los sentimientos cívicos.
El caso de Ceuta y Melilla no es comparable con la propuesta
de estado libre asociado o soberanía compartida de Ibarretxe.
No vale ni sirve y la realidad ceuti-melillense es muy
distinta a la situación vasca. Ni sus factores ni los
protagonistas son idénticos. Por eso, la soberanía
compartida -ni siquiera hablando por hablar- sería adecuada.
Es un disparate. Además, es innegociable, y menos aún con
Marruecos.
La españolidad de ambas ciudades norteafricanas, demostrada
con creces y sentida unánimemente por sus habitantes, es
indiscutibe e incuestionable. Zapatero debería retractarse
públicamente de su desafortunada alusión a la soberanía
compartida disculpándose con ceutíes y melillenses y
prometer para tranquilidad de éstos, que su Gobierno no la
llevará a cabo.
Igualmente tendría que plantear queja formal ante Marruecos
por esos muertos a tiros cuyos testigos y pruebas policiales
señalan a la policía marroquí. Toda una violación a los
Derechos Humanos, habitual en el reino alauita.
Así que, ¿soberanía compartida? No, gracias. De eso, nada. Y
puestos a apurar, hipotéticamente, Ceuta y Melilla, antes
cantones independientes que marroquíes. No lo olvides
Zapatero.
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