Decían de Álvaro Pérez que el
éxito de su programa, en gran parte, se basaba en la
política de puertas adentro.
Desde que se entraba en zona de vestuarios, ya se encargaba
Pérez de que hubieran multitud de panfletos, instando a los
jugadores a su lectura y comprensión y, naturalmente,
dirigido a la convivencia tanto dentro como fuera de su
“casa pequeña”. Y parece que aquello caló, porque gran parte
de sus logros, él los signaba como fórmula o sistema de
grupo y de los que esperaba los mayores logros.
No va mi comentario referido a las interioridades de un
vestuario, pero si, en parte, a un “sucedido” hace pocos
días en el mismo y que vuelve a decir bien poco de la
actuación de parte de la directiva de la A.D. Ceuta.
En “El silbato”, programa que dirige Javier Navas, en RTVCE,
se produjo la intervención, como invitado, de Gabino, hombre
que ha pasado, en una temporada, de utillero a secretario
técnico.
No es mi intención poner en entredicho a Gabino, pero como
quiera que su intervención no cuadraba con lo que, con
posterioridad deshizo un directivo, me veo obligado a hacer
alusión a su intervención.
En ese entrañable programa, Gabino se atrevió, con
optimismo, a declarar que los fichajes de invierno del Ceuta
estaban muy adelantados y que se esperaba, únicamente, a que
Ramón María Calderé y su cuadro técnico se decidieran por
las pretensiones.
Dos días más tarde se trató de atajar las dudas del propio
vestuario con la visita al mismo de un alto directivo,
poniendo en entredicho los comentarios vertidos por Gabino,
incluso, parece ser que con alguna jocosidad.
En definitiva; algo así como: A lo que Gabino diga, ni caso.
Por otro lado, mientras Gabino estimaba que al entrenador no
se le cuestionaba, y por tanto no había que ratificarlo, el
directivo ratificaba al mister ante los profesionales.
¿¿¿???
Y claro, nos obliga a pensar, que primero se hace y luego se
deshace. Y eso preocupa, porque luego se entera el
aficionado y piensa que la gestión no está tan organizada
como se debiera.
Gabino es o no es; si no, cual es la credibilidad del bueno
de Gabino...
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