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OPINIÓN - MARTES 22 DE NOVIEMBRE DE 2005

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Desde hace una jartá de años no creo en las encuestas por mucho que, algunos, me intenten comer el coco, asegurándome que se ajustan a la realidad con escaso margen de error.

Todas estas dudas, sobre la fiabilidad de las encuestas, empezó cuando en mi casa, con mi familia, hicimos una para ver quién ganaba el premio Nobel de Literatura, y a pesar de que salí con mayoría absoluta en esa encuesta casera, se lo dieron a otro ¡Dita sea!.

Los otros días salió una encuesta en la que, el Partido Popular, adelantaba en intención de voto en un 4,2 al PSOE .
Rápidamente, como no podía ser de otra forma, salió a la palestra otra encuesta del CIS en la que, como no podía ser menos, el PSOE adelantaba en intención de votos al Partido Popular en 2 puntos.

Sin discusión alguna los partidarios del Partido Popular creerán con firmeza en esa intención de voto que les hace estar, a estas alturas, un 4,2 puntos por encima del PSOE.

Todo lo contrario de la opinión que tienen sobre las encuestas los partidarios del PSOE que, con toda certeza, fiarán en esa encuestas que les dan dos puntos de ventaja en intención de voto sobre el Partido Popular.

La pregunta que nos estámos haciendo todos los españoles que nada tenemos que ver en el asunto es, a quién creer, a la encuesta que favorece al PP o a la encuesta que favorece al PSOE. It is de questión, como dijo aquel que, en esos momentos, no tendría nada mejor que decir.

Lo que me extraña una enormidad, si es qué aquí se puede uno extrañar de algo, es la rápidez con la que ha salido el CIS a decir lo contrario que dice la otra encuesta.

Servidor, como he querido dejar claro desde el principio, no cree en ninguna encuesta, la haga quien la haga o la quiera dejar de hacer.

La única encuesta fiable y en la que creo, es en la que se hace al final de las votaciones, una vez realizado el recuento de votos y que le dice, a ustedes y a servidor, quien ha sido el ganador de las elecciones.

Y ya que hablamos de encuestas sigamos con ellas, aunque insisto y espero que conste en acta, no creo en ninguna encuesta

En el único punto en que coinciden estas encuestas, las que favorecen a los populares o las que favorecen a los socialistas, es en el suspenso que ha conseguido Zapatero.

Cosa lógica el descenso de zapatero, cuando todos sabemos que los oficios artesanales para desgracia, de los pobres me refiero, nuestra están desapareciendo.

Antes, en mi época de niño de aquellos niños que nacimos después de la guerra, una de las profesiones más queridas era la de zapatero. Aquellos zapateros que te solucionaban, como nadie, esas medias suelas para que los zapatos te durasen una par de años más.

Tener unos zapatos, en aquella época, era todo un lujo, que no todos nos podíamos permitir.

Y cuando los tenía, los cuidaba como oro en paño. Y si por el desgaste del paso del tiempo, tenías un boquete en la suela, el problema se solucionaba poniéndole un trozo de cartón, que ni te cuento lo bueno que eran los cartones de aquellos tiempos, que aunque “lluviese” aguantaban lo indecible,

Lo mejor de todo se presentaba cuando tenías para comprarte unos zapatos hechos a medida, Ahí se lucían aquellos fenomenales artesanos, auténticos artistas en sus profesiones de zapatero.

En esta tierra, para suerte de nuestro pueblo, teníamos a varios de estos geniales artistas, entre otros, Galindo y “Los ratones”.

Unos zapatos hechos a medidas por estos artesanos, te duraban más que un martillo metido en manteca.

Aunque estos artesanos siguieron trabajando, aparecieron los zapatos “gorilas”, dicho sea sin mirar a nadie, que tela marinera lo que duraban y que para mayor satisfacción del personal te reglaban una pelotita.

También hay que decirlo, porque es justo hacerlo, aparecieron unos zapatos de goma, traídos por Cruzados, que no te daban una pelotita, pero que te dejaban entre los dedos de los pies unas cositas negras que ni te quiero contar.

En fin, que con toda esta modernidad y la aparición de toda esa clase de zapatos, que la verdad sea dicha, eran económicos, los zapateros ante la falta de trabajo fueron desapareciendo, dejando paso a la modernidad contra la que no podían competir.

Ahí se inició la desaparición, poco a poco, de estos auténticos artistas artesanales que tantas y tantas medias suelas le echaron a nuestros zapatos, a los zapatos de aquellos niños de mi generación, que tapabamos los boquetes de la suelas con cartones.

Estos artesanos, auténticos artistas, como eran los zapateros, han ido desapareciendo poco a poco, sin prisa pero sin pausa y, en la actualidad, quedan muy pocos de ellos que, sin duda alguna, arrastrados por la modernidad terminarán desapareciendo.

No exageramos si creemos que, en un par de años, no quede ningún zapatero.
 

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