Visitar Sevilla es siempre un
recreo para la vista. A pesar de que los días de noviembre
son los menos adecuados para recorrer sus calles y perderse
por algunas de sus recoletas plazuelas. Hay tristeza en el
ambiente: el taxista que me lleva al Club Antares me dice
que se debe a que la gente está tiesa. Que se ha gastado el
dinero en los libros de los niños y que está guardando para
las fiestas navideñas. Y yo le concedo mucha importancia a
la información del taxista: sobre todo porque habla teniendo
en cuenta la caja que hace cada día.
-Muy chungas, mire usted. Menos mal que el sábado le ganará
el Sevilla al Betis y también uno se alimenta de ello.
En el Club Antares, sin embargo, reina una extraordinaria
actividad. Se nota que Vivas e Imbroda han despertado
expectación y hay interés en que empiece cuanto antes la
conferencia. El primero es la tercera vez que actúa en plaza
tan importante; el segundo, si no me han equivocado, es la
primera. Algo que se nota luego cuando se está en el atril.
La sala de actos impone cierto respeto. Pero el presidente
de Ceuta, después de haber pasado la prueba del nueve en el
Senado, está que se sale: de ahí que se sienta tan a gusto
en un escenario que está abarrotado. Presentado por Luis
Olivencia, de manera certera, Vivas mira en corto y por
derecho a Javier Arenas, que está en butaca principal y muy
cerca del hombre que ha cautivado a toda la plana mayor del
PP. Porque Vivas es, actualmente, uno de los grandes valores
con que cuenta el partido.
Nuestro presidente saca a relucir la historia de Ceuta. Y la
va contando con la seguridad de quien sabe que está narrando
lo que otros muchos hicieron antes que él y le sale un
relato brillante y preñado de ese regusto que tienen las
cosas bien contadas. Luego les habla a los empresarios de
beneficios fiscales y de las muchas razones que tienen para
invertir en nuestra ciudad. No olvida resaltar la
solidaridad de los ceutíes y recuerda que las fronteras
están para ser respetadas: aunque sin dejarse en el tintero
la garantía de los derechos humanos de los inmigrantes.
En un momento determinado, elogia la figura de Arenas:
diciendo que es la clave de la estabilidad que se está
viviendo en Ceuta. Un patriota que ha sabido laborar siempre
en favor de nuestra ciudad. Alguien que merece ya un
reconocimiento de los ceutíes. Palabras que fueron cayendo,
entre los seguidores de Arenas, como dicen que caen las
aguas en mayo.
Después de la actuación de Vivas, bastante hizo Imbroda con
estar aseado. A quien por cierto no vi en la cena. Donde a
los postres le hicieron varias preguntas al presidente. De
entre ellas, hubo una en relación con la visita del Rey a
Ceuta. Vivas recordó el mucho interés que tienen los ceutíes
de que el Monarca visite la ciudad. Pero dejó claro que esa
visita no depende de Su Majestad. Que es una decisión que ha
de tomar el Gobierno. Y no se paró ahí: sino que recordó que
tampoco el Gobierno de Aznar había hecho nada al respecto.
La pena es que tampoco Arenas se hallaba ya en la cena.
La respuesta causó cierta sorpresa entre los comensales;
pues no esperaban que el presidente, tan cauteloso en sus
declaraciones, saliera diciendo una verdad incuestionable.
Si bien a costa de poner a Aznar en su sitio. Y es que
Vivas, arrollador en las urnas y político admirado en su
tierra está facultado para, sin romper la disciplina del
partido, poder cantarle las cuarenta al lucero del alba. Es
el único camino que le exigen quienes confían en él. Porque
en esta vida existen momentos donde se imponen los cambios
de rumbo. En Sevilla se habló de Ceuta y fue todo un éxito
la conferencia organizada por la Fundación Antares...
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