Me llego a mi banco y solicito, al
director, me dé un préstamo de mil kilos de nada, o sea de
las antgiüas pesetas.
No sé por qué razón, al diretor le ha dado un ataque de risa
y cuanto más me miraba, me señalaba con el dedo y más se
reía.
Me pongo una jartá de mosqueado y le pregunto que a qué
viene tanta risa, ni tanto señalamiento de dedo.
Nada que no hay forma de que deje de reírse, y cuando el
asunto alcanza su más alto grado en las risas del director,
es cuando le propongo que me condone, creo que se dice así,
la deuda o sea, para que nos entendamos todos, que no me
cobre un duro del préstamo que, en compensación le regalaré
para Navidad una cesta con jamón incluido y, además, de
auténtica pata negra.
Me cabrero, al ver que no me hace ni puñetero caso, mientras
sigue riéndose a mandibulas batientes. Le pego un portazo y
me ha parecido escuchar, no me hagan mucho caso que, encima,
me hacia propaganda de alguna bodega. No sé, con certeza,
qué me decía de Moriles o Montillas.
Se creerá, el director, muy gracioso. Pues a servidor no le
ha hecho gracia alguna, que además de partirse de la risa me
haga publicidad de alguna que otra bodega de vinos. O sea
encima cachondeito del bueno a mi costa.
Este no me conoce bien, se va a enterar porque me voy a
llevar todos mis ahorros, doce euros con treinta y lo
depositaré en el primer banco que me dé esos mil millones de
las antigüas pesetas, condonándome la deuda al menos en
setecientos de esos millones y los otros trescientos a
pagarlos en una jartá de años sin intereses ninguno.
Anda que no hay cantidad de anuncios que salen en la tele,
poniéndote lo que te haga falta en menos de cuarenta y ocho
horas en la mano.
Cuando de la central se enteren, porque se van a enterar,
que por no darme lo que le he solicitado y en las
condiciones que lo he solicitado retirando, por ello, todo
mi capital, con toda seguirdad que lo mandan de botones a
otra de sus sucursales.
Que no me venga después, solicitando mi ayuda para que quede
nulo el que lo envien de botones a otra sucursal. Cada palo
que aguante su vela.
Con lo fácil que se lo he puesto y lo bien que le he
razonado el asunto
. El tío, se ha pensado queeso era más difícil que quitarle
el maldito taponcito rojo que traen las bombonas de butano
Esa es otra, amigo guardia, quién sería el genio, porque
tiene que ser un genio digno del premio Nobel del Tapón, el
que inventó el asunto de ponerle eltaponcito rojo a las
bombonas de butano.
Qué un familiar suyo, por un suponer, se está duchando y se
le acaba el butano o sea que la bombona se queda más seca
que el saldo de mi cuenta, y le pide que le cambie la
bombona, preparesé a acordarse de todo lo que se tenga que
acordar, en cuanto empiece la maniobra de quitar el
taponcitorojo.
Lo mejor que, usted, puede hacer por ese familiar es
llevarle una estufa encendersela y que aguante lo que pueda,
evitando que se congele mientras dura la difícil maniobra de
quatar el taponcito de los....
Hay que ver la forma que tiene el personal de complicarle
las cosas al prójimo. Con lo fácil que se lo ponían antes,
cuando nada más que había que tirar de una cuerdecita y
asunto concluido.
Pues, nada, botoncito rojo que te crió, y a dejarse medio
dedo cada vez que tiene usted que quitarlo para colocar la
bombona.
Hay, las cosas como son, otros sistemas para quitar el
taponcito, un detornillador, unas estijeras, unas tenazas o
unos alicates.
Antes la duda, de qué usar, coja la primera de esas
herramientas que tenga a mano y duro al taponcito para
quitarlo. Todo esto regado con algún que otro “taco” que se
le ocurra, para darse ánimos, mientras realiza la faena.
Me pasa como siemre, se me ha ido el santo al cielo hablando
del taponcito rojo de las bombonas de butano cuando, en
realidad, de lo que servidor quería hablarles y contarles, a
ustedes, es el asunto ese del préstamo del los mil millones
de las antigüas pesetas que he solicitado, así como la
condonación de, al menos, setecientos de esos millones. Así
que volvamos al asunto y déjemos lo del taponcito y los
cabreos, correspondientes, que coge el persona al realizar
la maniobra de quitarlo.
Lo que más me ha dolido ha sido, sin duda alguna, no sólosus
risas sino el que, encima, el tío, en plan cachondeo, con
esto de que se acerca la Navidad, me haya hecho la
propagandas de una casa de vinos.
Insisto, porque es la verdad, que entre las carcajadas
motivo por el cual no se le entendía bien lo que decía, no
sé con certeza si me ha dicho, mientras servidor le pegaba
el portazo que ha retumbado en todo el banco, si a la bodega
que le hacía la publicidad de sus productos , era de Moriles
o Montilla.
Como lo que mejor que entendí fue lo de Montilla, pues
lodejaremos en esa marca de vino y asunto concluido.
Este se va a enterar.
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