Mantener un número de
aproximadamente unos quinientos inmigrantes en Ceuta, justo
la capacidad de acogida en buenas condiciones del CETI, fue
la meta marcada por el actual Gobierno representado en la
Plaza de los Reyes por Jerónimo Nieto quien, aún con ganas
de resolver los enconados problemas de la Ciudad, se ha
encontrado de golpe con una situación que creía controlada
por las buenas relaciones con el Wali de Tetuán con el que
se avanzó en asuntos como el Biutz. Los asaltos a la valla,
en momento tan curiosamente oportuno cuando tenía lugar la
dichosa RAN entre España y Marruecos, ha creado el problemas
de la masificación en el Centro de Estancia Temporal de
Inmigrantes que con una capacidad para 512 individuos era
capaz de ofrecer unas mucho más que dignas condiciones de
vida a los allí recogidos.
El asunto se complica cuando, de golpe, entran a Ceuta -con
el CETI al cien por cien- y por la fuerza más de doscientos
subsaharianos a los que se les debe sumar los asiáticos que
se han ido ‘colando’ con cuentagotas (por mar o por tierra)
desde entonces.
El Centro, según Nieto anda por los poco más de seiscientos
acogidos y anuncia el delegado que los inmigrantes que se
encuentren por Ceuta deambulando acudan hasta allí donde
encontrarán lugar de estancia. Pero claro siempre habló en
el contexto de los asiáticos que pululaban por ahí, algunos
sin techo.
Se ve que los argelinos -no los marroquíes que dicen ser
argelinos-, sino los que se suponen huyen del ‘terror’
Butteflika y que han llegado hasta Ceuta, no cuentan en
exceso. Ellos ya están, por lo que se ve, en su barracón,
eso sí, sin que nadie les atienda. Cuando decimos nadie, es
nadie. Son unos inmigrantes un tanto huidizos sí es cierto y
se mezclan para bien o para mal con el colectivo de ilegales
marroquíes por lo que son facilmente confundidos con ellos.
Pero ni hemos visto por el barracón a ONG alguna, ni parece
haber interés en que lo del barracón se solucione y ahí
entran las instituciones que pudieran hacer algo más.
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