No sé qué interés tienen, algunos
personajes, de que dé mi parecer sobre la participación del
presidente, Juan Vivas, en el Senado.
Ya han sido muchos compañeros los que han dado su parecer
sobre la participación del presidente ceutí en el Debate de
las Autonomías y creo, con toda justicia que ha quedado
reflejado que, Juan Vivas, estuvo brillante en su
participación.
Así que, de verdad, no entiendo ese interés que
personalmente, valga la redundancia, no le encuentro interés
alguno en lo que pueda opinar sobre dicha participación en
el asunto.
Qué puedo decir qué no se haya dicho. Cuánto creen, esos que
me paran para preguntarme cuándo voy a dar mi opinión, qué
vale la misma.
Recuerdo una frase que me dijo mi admirado Boby Deglane
“Cuando vayas a presentar un artista al que te une una gran
amistad, no busques muchos calificativos porque puedes
quedarte corto o decir demasiados, di sencillamente su
nombre”.
Y si mal no recuerdo he escrito en esta misma página, en
muchas ocasiones, la amistad que me al presidente de la
ciudad Autónoma.
De ahí, de esa amistad, nace la duda de qué adjetivos
emplear para dar mi opinión sobre su intervención en el
Debate de las Autonomías.
Me gustaría, con el permiso del personal emplear un símil
taurino con el que creo quedaría dada mi opinión sobre el
asunto y, de esa forma, dejar contentos de una vez por todas
a esos personajes que, día a día, como si no tuvieran nada
mejor que hacer insisten en saber cuál es mi opinión sobre
el tema.
Juan, el presidente de todos los ceutíes, como los grandes
maestros se fue derecho, sólo sin más compañía que la fuerza
de la razón que le daba cuanto iba a defender en pro de los
intereses de Ceuta y, por ende, de todos los ceutíes sin
distinción de credos o razas.
Como única arma en sus manos la españolidad de esta tierra
sus deseos y sus anhelos como tienen los multiples pueblos
de España.
Se sintió fuerte, a pesar de saber que estába sólo, por esa
fuerza que da el saber que se tiene la razón de cuanto se
dice.
Y sin lardes inútiles, ni florituras que tanto gustan a
determinados políticos, se fue por derecho, y como manda los
canones, paró, templó y mandó.
Se hizo el silencio, ese silencio que impone la verdad y fue
degranando todo el repertorio de verdades que acumulan las
necesidades de nuestra tierra.
Pudo parecer, algunos así lo entendieron y lo dijeron, en su
derecho está el de emitir la opinión que más les guste,
puesto que todas las opiniones son respetables, en
determinados momentos que empleó en su discurso un discurrir
duro contra el presidente del gobierno.
No lo vi así. Igual estoy equivocado. Ya lo decía mi barbero
cuando me pelaba, “el que tiene boca se equivoca”.
A servidor lo que le parecieron estas reacciones, a las que
algunos les pudo parecer que contenían cierta dureza, que
era esa fuerza, a veces imposible de domar, cuando se tiene
la certeza de que la razón está de su parte.
Juan, no es hombre que se deje llevar por impulsos que se
salgan de la mesura y la reflexión. Juan, es un hombre de
esos que hoy están tan de moda, de talante.
Servidor, desde estas mismas páginas, en más de una ocasión,
ha escrito que el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan
Vivas, debería poner en más de una ocasión los “cartuchos”
sobre la mesa, ante determinadas circunstancias, porque las
elecciones las ganó sólo él y no tiene que agradecer nada a
nadie.
Del mismo modo tengo que decir y digo, que jamás me hizo
caso y siguió con su buen talante y esa mano izquierda que
es la envidia de los mejores toreros del momento. Cuántos
matadores darían lo que no tienen por poseer la mano
izquierda de Juan Vivas.
Para servidor, ya que estámos empleando un símil taurino
para dar mi opinión sobre ese Debate de las Autonomías en la
que intervino el presidente de la ciudad Autónoma, nuestra
ciudad, puedo decir que se llevó los máximos trofeos y abrió
la puerta de los “príncipes” para salir, como salen las
grande figuras, a hombros.
Zapatero escuchó con toda la atención, al presidente de la
Ciudad Autónoma de Ceuta y, de igual manera lo hizo con el
de Melilla, que aquí se dice todo, estuvo a gran altura.
Se guardó Zapatero un as en la manga que ha puesto locos de
contentos a los socialistas ceutíes, dijo que a primeros de
año visitaría Ceuta y Melilla.
Será, por supuesto, el segundo presidente que visite nuestra
ciudad puesto, que como tal, el primero fue Adolfo Suárez.
Estaba pensando servidor que igual, Zapatero, viene el seis
de de enero festividad de la Epifanía.
Pues aún viniendo en esa fechas, verás que mala suerte vamos
a tener que no nos va a traer reyes.
¿Lo coges, enano?. No es porque sea mio, pero a qué es
bueno.
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