A nadie le pasa desapercibido el
hecho de los inconvenientes derivados de las numerosas obras
que se ejecutan actualmente en la urbe de la Ciudad
Autónoma. Calles cortadas, sentidos de la dirección
circulatoria cortada, acerados y asfaltados en proceso de
provisionalidad y dañados por el efecto de las acometidas de
maquinarias de todo tipo... convierten a la ciudad en un
lugar poco propicio a la comodidad.
Sin embargo, a nadie debe escapársele tampoco, el hecho de
lo que en poco tiempo sucederá... la transformación de Ceuta
en una ciudad atractiva, moderna, funcional. Es sólo
cuestión de paciencia en tanto vamos, día a día, viendo la
evolución de las distintas obras que se acometen en estos
momentos e imaginando ¿por qué no? el atractivo futuro de la
zona en la que ahora se trabaja.
Es evidente que para remodelar, primero hay que estropear,
pero el trámite es así de lógico pese a las dificultades
que, para el desarrollo habitual y diario, produce entre la
población.
Sólo es cuestión de tiempo y, repetimos, de paciencia. En
momentos como éste en los que se trabaja para que la ciudad
cuente con unas infraestructuras y unos equipamientos a la
altura de los mejores niveles de los de nuestro país, se
hace necesario que los ciudadanos, además de entender tal
situación, participen en el objetivo de que los
inconvenientes no se multipliquen por el efecto de masivos
desplazamientos de vehículos.
Los servicios públicos pueden minorar los efectos, a veces
caóticos, que pueden resultar de una atómica combinación
entre masificación de vehículos en hora punta de salida o de
entrada a colegios, con las obras de por medio y, de
añadido, las próximas y previstas lluvias como invitadas de
excepción para aumentar la complicada situación.
Por ello, se hace necesaria la concienciación ciudadana, una
dosis alta de paciencia y la idea de que, al final, la
espera habrá merecido la pena.
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