Nada menos que 150 kilogramos de
sustancia estupefaciente, en este caso hachís, ha logrado
decomisar el servicio fiscal y cinológico de la Guardia
Civil establecida en el Puerto de Ceuta. Un viernes que se
respiraba tranquilo y en el que sólo la perspicacia de los
agentes guiados, eso sí, por el altísimo nivel de
adiestramiento de los canes, han logrado retirar del mercado
tal cantidad de droga y detener a cinco personas, de ellas,
cuatro mujeres permanecen detenidas por haber cometido
-presuntamente- un delito contra la salud pública.
Y es que las mujeres parecen haberse lanzado a esto del
transporte del hachís. Al filo de las dos de la tarde, una
funcionaria de correos era detenida porque -presuntamente-
conducía una monovolúmen cargada, entre otras cosas, con 50
kilos de derivados de cannabis. Aún peor, sobre las siete de
esa misma tarde, tres mujeres naturales de Murcia -de unos
cincuenta años cada una- eran detenidas por ser
-presuntamente- las responsables del transporte de casi 100
kilos de hachís.
No aparentaban, ninguna de ellas, llevar consigo tal
cantidad de sustancia psicotrópica, pero la llevaban. La
Guardia Civil, una vez más, dio muestra de profesionalidad,
de trato, de buen hacer y de cumplimiento del deber. Todas
ellas esperan a que, en esta mañana, el Juez determine su
ingreso, o no, en prisión.
El narcotráfico es uno de los grandes males del momento, lo
fue en el último tercio del siglo XX y, pese a los grandes
esfuerzos policiales, lo sigue siendo en estos comienzos del
XXI.
Las mafias intentan salvar los exhaustivos controles
establecidos utilizando para ello correos que no llamen la
atención, como -de un modo u otro- ha sido el caso. No
cuentan con que la Guardia Civil, firme en su puesto y al
servicio de la sociedad, mantiene el listón de la eficacia a
un nivel muy alto.
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