Decíamos ayer que el presidente
del Gobierno se había sacado de la manga una carta ganadora
durante el Debate del Estado de las Autonomías para
responder a los discursos de los presidentes de Ceuta y
Melilla.
ZP se Jugó su baza en el sitio justo y en el momento más
oportuno: anunciando que visitará Ceuta y Melilla con varios
ministros para abordar las demandas más urgentes de ambas
ciudades. Y puso hasta la fecha: cuando comience el nuevo
año. Algo que está a la vuelta de la esquina. No le quedaba
otra salida al presidente del Gobierno después del petardo
que pegó en la ya tan manoseada cumbre hispano- marroquí.
En esta ocasión, sí cabe recordar esta frase: no hay mal que
por bien no venga. Puesto que de haber actuado ZP como un
verdadero patriota a orillas del Guadalquivir, aunque
hubiera dejado a Driss Jettu con cara de vinagre,
seguramente jamás se hubiera visto obligado a dar ese paso
adelante que dio el pasado martes en el Senado.
De manera que ZP puede convertirse en el segundo presidente
de España que visite esta tierra oficialmente. El primero
fue Adolfo Suárez: a quien un miserable pagado con dinero de
las huchas se atreve a llamar analfabeto. Está comprobado
que los hay dispuestos a que España se aparte de la
moderación y caiga en poder de los extremos que pueden
conducir a los enfrentamientos de antaño.
Lo peor de todo es que quienes insultan a Suárez, a buena
hora, mangas verdes, cuentan con el respaldo de una Iglesia
necesitada de inteligencias dispuestas a sembrar la cizaña
de la discordia permanente. Dinero y fanatismo, en este
caso, van cogidos de la mano.
Perdonen la digresión, pues estaba hablando de la venida de
ZP a Ceuta, a fin de acordarme de María Antonia Palomo. Me
imagino que ésta debe estar radiante de felicidad y dándose
ya barzones por la calle Real, al objeto de que la vean
rebosante de alegría y sacando pecho.
Y es que la secretaria general de los socialistas ha tenido
que tragar mucha quina desde aquel día, nefasto a todas
luces para el socialismo ceutí, en que una periodista, tal
vez echada, hiciera la pregunta maldita y nunca esperada por
el presidente.
Con María Antonia Palomo estuve yo hablando hace dos
semanas: el motivo era mi deseo de entrevistarla en momentos
donde me parecía que necesitaba del periódico para decir lo
que ella creyera conveniente. Pero no pudo ser: debido a que
se encontraba en la Península por asuntos particulares. Si
bien es cierto que su llamada me permitió conocer que estaba
pletórica de facultades para seguir luchando. Y quedamos en
vernos a su regreso.
Lo que yo no sabía es que en el ínterin se iba a producir
semejante cambio en la vida de los socialistas. Puesto que
lo anunciado por ZP hará posible que la alegría reine en la
sede del partido. Algo que también debe ser motivo de
satisfacción entre los ceutíes. Porque no es conveniente que
el PP carezca de una oposición fuerte a la hora de gobernar
Ceuta. Todo lo cual redundará favorablemente en el devenir
del PSOE.
A pesar de lo dicho, bien hará María Antonia Palomo en
seguir pensando en las dificultades que tendrá para acortar
distancias en las urnas con Juan Vivas. Un hueso duro de
roer, cuando se trata de competir con él en tal menester.
Por lo tanto, ahora más que nunca la secretaria general
deberá hilar fino a la hora de hacer declaraciones. Y, sobre
todo, ha de conocer ya a sus enemigos. Porque un político
que mira a su alrededor y no se percata pronto de quienes
están en contra de él, de ella en este caso, es político
acabado. Para la señora Palomo comienza una nueva etapa
política. La alegría de los socialistas es evidente.
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