A la luz de los acontecimientos,
sobrevenidos a una velocidad casi de vértigo, tras la
participación del presidente de la Ciudad Autónoma en el
Debate sobre el estado de las Autonomías en el que se logró
el compromiso del presidente del Gobierno de España de
visitar oficialmente Ceuta, es momento de apurar y trabajar
en todas y cada una de las propuestas presentadas desde el
Ejecutivo local para entregar, en mano, al propio Rodríguez
Zapatero.
Los temas solicitados por Vivas no son, ni mucho menos,
baladíes. Antes al contrario, significan el boceto a través
del cual Ceuta puede llegar a tener un futuro mejor y menos
incierto, donde las inversiones puedan sucederse, en el que
nuestros jóvenes encuentren atractivo suficiente
universitario en su tierra como para decidir quedarse y
atraer, de paso ante la oferta, estudiantes de las
provincias peninsulares más próximas. El Ipsi y su rebaja,
ese gran caballo de batalla para al sector empresarial de
Ceuta y la evolución de la autosuficiencia económica de la
propia Ciudad Autónoma. Las subvenciones al Transporte con
la declaración de línea de interés público los enlaces
aéreos con Málaga y Algeciras (en un futuro próximo), a la
Seguridad Social, la apuesta por la Sanidad en orden a
contar con los mismos parámetros de calidad de servicio
público que el resto de territorios nacionales, un Plan
especial -continuista con el anterior- para Ceuta y su
desarrollo...
Pero si todo lo anteriormente comentado es importante para
el futuro de la Ciudad Autónoma, la pieza que debe engranar
el ‘motor’ Ceuta debe ser, sin lugar a dudas, la elevación
del rango hacia Comunidad. Buscando la vía ajustada a
Derecho, ajustada a la Constitución y por la única por la
que puede aspirar a serlo, por la Disposición Transitoria
Quinta de esta Constitución, la de 1978. Para los ceutíes no
debe ser de recibo someter a renovaciones a la Carta Magna
cuando aún no se ha cumplido (caso de la citada
Transitoria), ni se ha ejecutado en su totalidad, lo
prevenido en nuestro texto constitucional.
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