Miel sobre hojuelas. Para todos. Porque la “marcha de los
cuatrocientos”, que tanto asustaba, discurrió al final con
bastante normalidad. Por lo demás me voy explicando, por
consiguiente
- En primer lugar para la solvente democracia española (que
ya la quisieran, ya, los vecinos de aquí al lado). Los
concentrados pudieron cumplir su objetivo y ejercer sus
derechos ciudadanos: llegar hasta la valla, manifestarse por
las calles de Ceuta y exponer su mensaje. Gustará o no, pero
estaban en su derecho.
-En segundo lugar la habilidad de las autoridades (desde la
Delegación del Gobierno a las fuerzas de seguridad), que
manejaron adecuadamente la situación en todo momento.
- En tercer lugar a los propios organizadores quienes en su
conjunto y salvo algunos gritos estentóreos, se comportaron
de una forma cívica y con bastante madurez. Puedo dar fe de
ello, pues desde ayer a las 9 de la mañana en el puerto
hasta hoy por la tarde en el mismo lugar, compartí compañía,
charlas y las pequeñas incomodidades de la acampada.
- Y finalmente a la población ceutí que supo comprender,
rápidamente, que la marcha no iba en ningún momento contra
esta ciudad de cuyas peculiaridades tuve ocasión de hablar,
largo y tendido, con los organizadores y bastantes de los
acampados entre los que, por cierto, había muchos
“registros”. Otra cosa fueron los lamentables
comportamientos de algunos descerebrados espontáneos
locales, para nada representativos.
El que se pasó más de un pueblo fue Mohamed Alí Mohamed
quien, el sábado, se coló de rondón, con oportunismo y
desfachatez en la concentración ante la frontera. Ayer quiso
repetir la jugada, pero fue parado en seco y rechazado por
los manifestantes que, percatados de lo que ocurría, no
consintieron en dejarse manipular otra vez.”Chuma, chuma”,
¡ay Mohamed! : así no se hacen las cosas, amigo mío. ¿Que
pensarán ahora en la “wilaya” de Tetuán?. “Chuma, chuma”...
En cuanto a las “pelas” de la caravana, vamos a ver: pues
sí, pagaron 15 euros en billete “tipo turista” de ida y
vuelta. Por otro lado -y hablé ayer con unos y otros-, todos
los acampados se pagaron sus gastos señalándome algunos que,
previamente, habían organizado algunas actividades
(tómbolas, mercadillos ...) en sus lugares de procedencia,
para juntar fondos. Esto en cuanto a la granmasa de los
participantes. Escribir otra cosa sería caer en la lacra del
periodismo amarillo. Más “chuma”.
Y por cierto, hablando un poco de los periódicos tres
observaciones que, ayer, dieron mucho de que hablar entre
los trabajaadores de la pluma: una cosa es opinar, otra cosa
informar y otra, muy diferente, intoxicar. Por dignidad y
profesionalidad. ¿Vale o sigo escribiendo?. Una buena prueba
del relativo talante improvisador y sobre la marcha de la
caravana es que, pese a lo esperado, no se le hizo entrega
al Delegado del Gobierno de ningún escrito. Los pequeños
incidentes y anécdotas de la partida formaban parte del
espectáculo. Seguro.
|