XA l final y con toda probabilidad no parece que la “Al
jotba” (el sermón) del próximo viernes, inmediata al final
del mes de Ramadán, se convoque en el exterior de las
mezquitas (ni en la explanada de La Marina ni en Loma
Margarita), en consonancia con una arraigada tradición que
se remonta a los tiempos del mismísimo Profeta Mahoma, quien
recomendaba realizar al menos los rezos de los viernes
correspondientes a la última semana de Ramadán (Idul Fitr) y
del fin de la Fiesta del Cordero (Id Al-Ahda) al aire libre.
Y ello, como ayer ya de noche me explicaban dos miembros de
la gestora de la Comisión Islámica de Ceuta , más por
acuerdos de última hora entre los cinco imames de las
mezquitas más importantes de la ciudad que por otra cosa.
Además de, por primera vez, rezar de acuerdo a la tradición,
las 25 mezquitas de Ceuta no tienen en verdad gran capacidad
de aforo, por lo que es de lo más normal que la numerosa
comunidad islámica ceutí intente agruparse para éstas
celebraciones. ¡Handulá!
Hay que tener en cuenta que, de todos los rezos de la
semana, el del viernes es el de más rango y suele convocar
mayor audiencia, aprovechando muchos de los imames para,
además de dirigir el rezo, orientar a los fieles sobre
aspectos más prosaicos y encauzar la convivencia, tanto
entre la comunidad en sí como en sus relaciones con otras
confesiones. En ello debería estar pensando el pasado 28 de
octubre Ahmed Tahar Hammu, imám de la mezquita de la calle
norte (la más importante de Príncipe Alfonso) cuando, ni
corto ni perezoso, se arremangó la chilaba (es solo una
licencia literaria) y propinó algunas collejas verbales a
ciertos mangantes que, muy aparentosos ellos, suelen
acercarse el viernes a su mezquita a darse golpes de pecho.
Y no solo por el tiro de bala en la fachada de la iglesia de
San Ildefonso (que también) de la medianoche del miércoles
26, sino por el falso discurso del supuesto respeto que se
exige y no se practica ni con la madre, por los trapicheos
y, encima, por dejar sus elegantes coches (¿como se los
financian?) aparcados, de forma incívica y en plan chulesco,
como si la calle fuera de ellos, en doble fila delante de la
mezquita atrancando el paso del autobús municipal, por
ejemplo. Corajudo sermón del que los fieles tomaron buena
nota y que dió bastante de que hablar en círculos y
corrillos.
Nada que ver con sermones impartidos en otros lugares con
motivo de ciertas catástrofes en los que algunos imames,
doctrinarios y desabridos, aprovechan su condición de tales
para “calentar” el ambiente y manipular a sus, en general,
confiados feligreses. Repasando notas tomadas de las últimas
catástrofes naturales (la cosa empezó en alhucemas, siguió
con el tsunami de Indonesia y el huracán Katrina y acabó con
los últimos terremotos) me encuentro con algunas perlas
cultivadas, de Marruecos hasta Arabia Saudí, como las
siguientes: “Venganza de Alá por la corrupción”, “Las
naciones son destruídas por mentir, pecar y ser infieles”,
“Alá se salió de la escala de Richter como venganza contra
los infieles criminales” y otras mamarrachadas por el
estilo.Aquí cerca(en Marruecos y también en Ceuta) tengo
recogidas expresiones similares en mi cuaderno de campo,
digo, tras el terremoto de Alhucemas del 24 de febrero de
2004.
Aunque en honor a la verdad debo escribir asegurando (y es
un tema que he investigado) no tener noticia alguna de que
los imames de Ceuta se expresaran en ningúna de sus “Al
jotbas” en éste sentido, lo que da idea del nivel
intelectual, el talante y el buen sentido de los imames
ceutíes. A cada uno lo suyo y Dios en la casa de todos.
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