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SOCIEDAD - MIÉRCOLES 2 DE NOVIEMBRE DE 2005


LA PLAYA ESCENARIO DE 'LA MOCHILA'. NICOL'S.

MOCHILA / HISTORIA
 

‘La mochila’, una fiesta tradicional ceutí cuyo origen no está nada claro

Numerosas leyendas hablan del origen de una fiesta en la que se reúne la familia
 

CEUTA
Verónica Fernández

veronicafernandez
@elpueblodeceuta.com

Cada primero de noviembre, los ceutíes cogen sus bártulos y se disponen a pasar una jornada festiva en compañía de sus familiares y amigos. El monte Hacho, el área de García Aldave en las inmediaciones del monte Tortuga y las playas, sobre todo de Benítez y Calamocarro, han sido las zonas elegidas por los habitantes de la Ciudad Autónoma para instalarse con sus mesas, sillas y su comida campestre, pero para muchos, el motivo de esta celebración es una completa incógnita.

Los más jóvenes sólo saben que es un día perfecto para disfrutar con sus amigos y una excusa más para no ir a clase pero no tienen ni idea del porqué de una fiesta que tiene más de cincuenta años de tradición en Ceuta y que, además, no se celebra en ninguna otra parte de España, al menos no con el mismo nombre ni con las mismas características.

Los más mayores se encuentran en el extremo contrario. No saben cuál es la historia verdadera pero pueden relatarte varias explicaciones a esta fiesta que, para los cristianos de Ceuta, es la más importante después de Navidad ya que, según comentan algunos, “es el momento en el que te juntas con tu familia y tus amigos y disfrutas de su compañía y si, encima, acompaña como hoy el buen tiempo, ¿qué más se puede pedir?”.

Dos son las historias que más se repiten y que bien podrían ser verdaderas. La primera de ellas hace referencia a los presos del monte Hacho mientras que la segunda se refiere a los difuntos. Pero vayamos por partes. En la época de Franco, como bien saben los ceutíes, la fortaleza del monte Hacho era una prisión militar en cuyo interior vivían doscientos reclusos. Según parece, el día de Todos los Santos era el único en que, los que habían tenido mejor conducta, estaban autorizados a salir y disfrutar de un día con sus familias en las proximidades del monte y de la cala del Desnarigado. Entonces no había coches y la gente subía hasta el Hacho a pie por lo que se llevaban comida para el camino, sobre todo frutos secos porque eran nutritivos y porque, en época de hambruna, eran lo que encontraban a lo largo del camino o lo que compraban más barato. De ahí dicen algunos que viene la tradición de ‘la mochila’. Otros, sin embargo, relatan una historia similar pero con distinto escenario. Dicen que, en realidad, todo viene por la subida al cementerio en el día de los Difuntos. Igualmente el cementerio estaba en un lugar apartado del centro de la ciudad y los caballas debían invertir muchas horas de caminata hasta llegar allí por lo que también se llevaban alimentos para el camino. Sea como fuere, lo cierto es que ambas historias coinciden en muchos aspectos y ya sea por visitar a los muertos o a los presos, el hecho es que de ello nació esta bella tradición que, hoy en día, ha perdido cualquier connotación de tristeza que pudiera tener y que sirve para todo lo contrario: para disfrutar de la compañía de los más queridos.
 

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